lunes, 29 de noviembre de 2010

Voto de castigo

CONCIENCIA CIUDADANA.

Raúl Méndez Díaz.
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VOTO DE CASTIGO.
Como nunca en la historia de Guerrero, el proceso electoral para elegir gobernador del estado en enero de 2011, ofrece un panorama con características especiales, entre las que destaca la distribución del poder entre los partidos políticos, en la administración pública federal, estatal, municipal y en el congreso local.
Todos los partidos políticos involucrados en esta elección, con o sin coaliciones, participan en mayor o menor medida en el ejercicio del poder, desde el mismo Gobierno del Estado, en delegaciones federales, en Cabildos municipales o en la cámara de diputados. En la actualidad, mucho abona al triunfo electoral, los resultados de ese ejercicio del poder; ahora la ciudadanía en general está muy bien informada y cada vez más exigente de que los servidores públicos desarrollen bien su trabajo y con humildad en beneficio de la población y no para beneficios personales. “El pueblo es el que manda”.
De las exigencias que cobran mayor relevancia está el trato digno a la gente en las oficinas públicas. Ahora los ciudadanos ya no se callan y sin tapujos reclaman de frente su inconformidad de que solo en épocas de campaña los saludan de mano y “a ras de piso”, los abrazan, los besan y “apapachan”, bailan y cantan con ellos en amenas convivencias; es algo parecido a una “luna de miel”, que generalmente se termina cuando se llega al poder y eso se demuestra en la actualidad con muchos presidentes municipales, síndicos, regidores o diputados, que pronto se olvidaron de esa cordialidad y camaradería demostrada en su campaña electoral y que una vez que llegaron a la silla anhelada, se han olvidado de quienes con su voto los hicieron ganar.
Cotidianamente se escuchan voces de inconformidad de que muchos representantes populares ni siquiera otorgan el mandato constitucional de la audiencia; las quejas son al por mayor de que se encierran a piedra y lodo en sus confortables oficinas y la atención al público se realiza con una rigurosa y elitista selección. En las salas de espera suelen escucharse expresiones de inconformidad e impotencia de que ya son “unos paquetudos”, “ya se les olvidó” “ya no nos conocen”; eso cuando menos, pero en otros casos, los recordatorios familiares no solo se piensan, sino en varias ocasiones se expresan sin recato alguno para los “jefes” o subalternos, auxiliares o secretarias, o para cualquier “servidor público” que no atiende o lo hace de mala gana, en forma grosera; lo mismo en oficinas o en hospitales o en centros de salud, en fin, en cualquier área de servicio público.
Todo eso, repercute en el ánimo de la ciudadanía, que en los procesos electorales tiene la sartén por el mango y con facilidad se desquita con su voto de castigo, no para quien se la hizo, pero sí para el candidato o partido que se la pague. La gente también se molesta de la actitud de los que portando calcomanías de los candidatos en sus vehículos, actúan con arrogancia y soberbia y es cuando se oye: “si así se portan ahora, cómo serán cuando ganen”. En las elecciones se tienen que cuidar hasta los detalles más insignificantes; la gente ya está hastiada de la simulación, del engaño y de la soberbia y tiene un arma muy poderosa que se debe evitar: el voto de castigo.
“TODOS POR UNA MEJOR CONCIENCIA CIUDADANA.”
mendezdraul@hotmail.com

Sobre el proceso para elegir gobernador en 2011

La izquierda o el caciquismo

Celestino Cesáreo Guzmán
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A la sociedad guerrerense
A la izquierda suriana
A los militantes y simpatizantes del PRD
Desde 1988 la sociedad guerrerense ha sido vanguardia en el movimiento por la democratización de la sociedad mexicana. En aquel año el movimiento democrático del estado se constituyó en uno de los más cardenistas del país, en contra del priismo más atrasado del país: El figueroismo.
En 1989 los guerrerenses tuvimos el honor de estrenar el registro del Partido de la Revolución Democrática, que surgió de aquel movimiento. Desde entonces el perredismo suriano ha ido a la alza, hasta que en 2005 logramos la alternancia, que desgraciadamente no cumplió con las expectativas de cambio al que aspirábamos los guerrerenses.
El artero asesinato de Armando Chavarría y la falta de unidad en el partido nos impidió procesar una propuesta para el proceso electoral de este año, surgida de las filas de la izquierda, por lo que hemos decidido ir a esta contienda con la candidatura de Ángel Aguirre Rivero, para evitar la restauración del régimen autoritario y caciquil, que significaría un retroceso de décadas para la democracia guerrerense. Esta decisión fue tomada por las instancias del PRD.
Por su valentía para romper con el viejo partido autoritario, su disposición a representar el proyecto de las fuerzas democráticas y la experiencia que ha acumulado en una vida de carrera política, Aguirre Rivero es una garantía para representar a las fuerzas progresistas del estado y sacar a Guerrero de la injusticia y el atraso. Aguirre Rivero puede ser el gran transformador de Guerrero.
En la disputa interna el Polo Guerrerense de Izquierda fue a esta contienda con la precandidatura del senador David Jiménez Rumbo. Frente a la incapacidad de los mecanismos internos para procesar una candidatura propia y para evitar ir divididos, fuimos los primeros en aceptar que nuestro abanderado fuera Ángel Aguirre.
Sabíamos que al asumir esta candidatura tendríamos que pagar un alto costo político que nos cobrarían los aliados del caciquismo, pero por defender el proyecto de izquierda bien valía correr esos riesgos. No tuvimos que esperar mucho para comprobarlo.
Como respuesta inmediata nuestra expresión política fue desplazada de su responsabilidad en el Congreso local; un miembro del Polo tomó su propio camino y traicionando los principios de la izquierda ha decidido embozadamente unirse al candidato del caciquismo, anteponiendo sus intereses personales a los de la sociedad guerrerense.
Si bien es doloroso darnos cuenta que este compañero que durante años estuvo de este lado e incluso ocupó roles de dirección en el partido, y de representación popular, ha decidido poner esa experiencia al servicio del caciquismo, no nos sorprende, pues desde hace tiempo había mostrado sus inclinaciones a la traición. Es falso que anulará su voto. Es falsa su lealdad al PRD. Es falsa su lealdad a Armando Chavarría. Mientras Chavarría construía afanosamente su candidatura, el ya operaba para el entonces alcalde de Acapulco.
Hoy ese antiguo compañero busca justificar su alianza con los enemigos del pueblo, con discursos hipócritas, donde llama principios a la perfidia y lealtad a la ingratitud, se olvida que fue el partido y el Polo los que le dieron acceso a puestos y cargos, para él y para los suyos, ahora nos da la espalda para ir a subastar su experiencia con el candidato del figueroismo.
Sin embargo, desviar la atención de la sociedad en un intercambio de dimes y diretes, sembrando desconfianza e insidia, sería derrochar las fuerzas que hoy debemos dedicar a la construcción de la victoria de los sectores progresistas del estado. No caeremos en su juego. No nos van a dividir. En el PGI estamos más unidos que nunca. No serán las palabras sino los hechos los que pongan a cada quien en su lugar.
La coalición Guerrero nos Une va a ganar; hay unidad. Por más que nuestro ex compañero vista de amarillo a sus nuevos acompañantes de aventura.
Del lado de Ángel Aguirre Rivero estamos los que hemos decidido jugárnosla con los sectores mayoritarios, con lo mejor de la sociedad suriana; del lado de Manuel Añorve está el que dándole la espalda a su biografía ha decidido entregar su experiencia y su conciencia al mejor postor. Ya la historia pondrá a cada quien en su lugar, a nosotros al lado del pueblo, a él en el basurero.
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Chilpancingo, Gro. 29 de noviembre de 2010.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Sobre los candidatos...

Devuélvannos a Aguirre
Gustavo Martínez Castellanos
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Durante el trienio que sustituyó a Figueroa Alcocer, Aguirre Rivero elaboró un discurso basado en aquella impresión primaria del estado que había recorrido mientras fungía como presidente del PRI estatal, y empezó a prepararse –con tres años de antelación- para presentar una campaña de propuestas para contender por la gubernatura de Guerrero, en 1999, cuando terminara el mandato de Figueroa Alcocer.
En aquellos discursos podía entenderse la preocupación que Aguirre sentía ante la miseria, la desigualdad y la corrupción. De hecho, hasta hace unas semanas esa sensación seguía vigente: era coherente consigo mismo, con su postura. Con algo que podríamos llamar su credo. Hace 16 años creía en él y creía en lo que podía hacer porque creía en el sistema y en su partido. Es decir, creía que juntos podían transformar al estado. Ayudarlo a dar el salto cuántico que necesitaba para insertarse en la vía del desarrollo y la igualdad jurídica y social antes de que el PRD les comiera el mandado. La competencia, así, era un acicate a su visión. Era lo que sabía que había que conseguir antes que el otro.
Hoy, que está con “el otro” y esa visión y ese credo han desaparecido. O alguien se los ha desaparecido porque el Aguirre que habla en “Los 5 ejes de la transformación” no es aquél Aguirre altamente economicista dispuesto a descarrilar la historia de Guerrero para insertarlo en el camino correcto. Hoy, con ése texto, éste Aguirre, parece dispuesto a conformarse con paliar nuestros rezagos. Con menguar la parte que le duele de nuestra lacerante realidad. Con acomodarse a lo que venga y pasarla bien los siguientes 4 años.
Por ejemplo el primer eje “Desarrollo Económico Sustentable y Empleo” está basado en el turismo y en un programa que abarcará 30 años para “proteger la imagen y la seguridad de sitios y ciudades con vocación turística” (sic). Pero el próximo gobierno será cuatrienal y si así, nuestras “ciudades” turísticas no tienen garantizada su imagen y seguridad ¿cómo conseguirá la de las que tienen “vocación”, mientras el narco campea en el país? Aguirre parece olvidar los sucesos de la Garita, Caleta y Tunzingo.
Cuando el texto cita la “vinculación del campo con desarrollos turísticos y centros urbanos” olvida que como hito de la revolución mexicana fue motivado por el movimiento demográfico que no ha cesado desde la república restaurada. Con 100% Guerrerense, también parece olvidar que nuestro campo no es mayoritariamente agrícola ni ganadero. Tal vez, como ya demostró él mismo, con tecnología se puedan crear excelentes pies de cría; pero, ¿alcanzará el presupuesto estatal para laboratorios de genética en todo el estado? Y con una agricultura tecnologizada ¿perderemos también la soberanía alimentaria usando granos transgénicos? ¿a quién se le comprarán? La promesa de créditos a madres solteras y micro, pequeños y medianos empresarios suena bien en campaña, pero ¿podremos desarrollar y sostener mercados tan grandes y diversificados? Con referencia a la “seguridad jurídica al empresario para que invierta en el estado”, su texto inicia un ejercicio extenuante de exclusión: esa “seguridad jurídica” ¿no podría extenderse a todo ciudadano aunque no invierta? Lo mismo ocurre con la “Cadena del empleo para jóvenes guerrerenses con otras entidades del país”, que funcionaría siempre y cuando en aquellas entidades no tengan jóvenes que necesiten empleos. Si deseamos que “progresen los migrantes”, ¿olvidamos a quienes nos quedamos y seguimos desempleados? Si hay una “Promoción de la capacitación para el trabajo utilizando la mano de obra calificada del migrante”, excluimos la mano de obra calificada local. El texto abunda en exclusiones.
El resto sigue en ese tenor: con un pie en la realidad (la nuestra) y el otro en la fantasía (de quienes lo elaboraron). Así, “el impulso a la industria minera estatal”, a través de “la vinculación de las universidades e institutos tecnológicos con carreras orientadas al rubro minero”, olvida que cuando se vinculó a la UAG (Turismo y Contabilidad y Administración) y la empresa turística los resultados no sólo fueron desalentadores sino macabros pues ante la alta competencia por un empelo, se abarataron los salarios y bajó la matrícula correspondiente. “La entrega de estímulos a pescadores y microempresarios de toda la costa guerrerense”, olvida el fracaso de Puerto Guerrero con Cervantes Delgado.
Después, todo es: uniformes, mochilas, computadoras, internet, desayunos escolares, salud. Alfabetización a “la cubana”, bibliomóvil (sic), un “nuevo modelo de formación, actualización y capacitación docente” y una Secretaría de Cultura. ¿De dónde saldrá tanto dinero? Es imposible no darle la razón a Zeferino cuando se leen proyectos como éste.
En Salud las cosas pintan igual: hospitales, cuadros básicos de medicinas –también gratis- jornadas de prevención al cáncer y la creación del Instituto de Seguridad Social al Servicio del Estado de Guerrero y Municipios (ISSSSEGYM), que si se pensara bien podía ser el “ISEG”: Instituto de Salud del Estado de Guerrero, porque dudo mucho que el presupuesto de nuestro estado dé para dar Seguridad Universal a todo mundo.
Entre otros puntos, los siguientes ejes, tocan éstos: “abatir la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad de géneros, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir determinadas enfermedades, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, fomentar la asociación global para el desarrollo”. “Que los principales centros urbanos de Guerrero sean eficientemente abastecidos de agua” (¿y los no “principales”, no?). Combate a la Pobreza Alimentaria (¿y la otra pobreza, no?) “Fortalecimiento del programa ‘Guerrero sin Hambre’” (¿aunque no dé resultados? -si no, no habría “Combate a la pobreza alimentaria”-). Además “Seguridad alimentaria familiar” (sic); un “Programa de despensas con productos hechos exclusivamente en Guerrero” (y si esos productos no son eficientes,¿se cancelaría el programa?). “Vivienda para todos”. “Contratación de mano de obra guerrerense” (¡menos mal!) “Otorgamiento (de permisos) a auténticos transportistas”, (a los falsos no).
Para el “Desarrollo de los pueblos indígenas”; habrá “un fideicomiso” y “oficinas públicas bilingües”. “Gestión de la promoción, difusión y comercialización de artesanías de los pueblos y comunidades indígenas en el resto del país y el mundo” (¿para los otros productores no?). “Creación de la Comisión de Asuntos Indígenas de Guerrero”. Nada más.
En materia de seguridad ciudadana (a los “no ciudadanos”, este apartado no los beneficia) se promocionará y fortalecerán “los hábitos de prevención del delito entre la sociedad guerrerense a través asesorías, talleres, debates, conferencias y módulos de prevención del delito lo mismo en instituciones educativas que en espacios públicos”; es decir, que no tendremos mejores policías, sistemas de seguridad ni ministerios públicos pero estaremos más concientizados por si somos víctimas de la delincuencia. Y si toda esa concientización falla, los ejes contemplan también la “Modernización de los servicios de justicia” (no su eficacia ni su eficiencia) y el “Combate a la corrupción e impunidad”, por si se ofrece, claro.
Otros ejes pasan por la “Transparencia y rendición de cuentas”, la “Descentralización del Gobierno”, una “política de puertas abiertas y audiencias públicas en el trato y la atención a la ciudadanía (sic); y “el establecimiento del e-Gobierno de Guerrero mejorando los servicios administrativos mediante el uso de la tecnología”. Sin embargo, cuando visité la página del candidato no estaban ni siquiera este texto ni un teléfono al que pudiera comunicarse el ciudadano para plantear sus dudas. Mucha tecnología.
El eje cinco es de antología: “Democracia de calidad”, (es que la que tenemos es de tercera), ¿no podría ser sólo “Democracia” a secas? Tal vez lo único rescatable de este eje sea la propuesta de “Promoción de la revocación del mandato”, pero sin el candado: “Establecimiento de una consulta popular a mitad de la gestión para que la ciudadanía decida el futuro de su Gobierno”. El “Impulso de una nueva Constitución para la consolidación de la transición democrática en el estado de Guerrero” es una aspiración añeja. Pero es indudable que si dejara de violarse constantemente la actual, serviría bien.
Sopa de muchos cocineros Los “5 ejes para transformar Guerrero” tienen la virtud de no aclarar si es para transformarlo para bien o para mal. En su factura se observan los sueños y los anhelos de muchos “ideólogos” de izquierda que por no caer en la tentación de crear de un programa de corte liberal, champurrearon todo evitando plasmar ideas. Análisis. Estructura. Y en la alharaca por la pronta promoción de sus sueños (guajiros) no se dieron cuenta de que la transformación –para bien- del estado de Guerrero debe ser a través de dos ejes: Justicia y Democracia.
La primera contempla grosso modo, la aplicación de nuestras leyes en la persecución del delito y en el cuidado y protección del ciudadano a través de nuestras instituciones. La segunda, impone la igualdad: jurídica, social, económica, cultural. Con echar a andar nuestra Constitución –sin cambios, una cosa lleva la otra- Guerrero se transformaría en un estado progresista. Pero en el afán de hacer espectacular el proyecto de Aguirre sus asesores e ideólogos elaboraron este texto lleno de contradicciones, aberraciones jurídicas, pleonasmos administrativos e hipérboles sociales. Y vacuo; porque desmiente la visión que de Aguirre conocíamos quienes hemos seguido su trayectoria. Antes decía: “Para volver productivo al campo hay que hacer justicia al campesino”, y todos entendíamos que si no se le hace justicia, lo orillan a emigrar y todos los beneficios que eran para él caerían en manos de los caciques de siempre. Haciendo justicia al campesino y apoyándolo efectivamente con los programas que existen éste producirá, pero sólo podrá gozar del producto de su trabajo si existen los mercados en los que pueda vender sus cosechas. Es decir, no basta con hacer justicia al campesino, también hay que hacer justicia al transportista para que pueda trabajar sin miedo y sin pagar cuotas a acaparadores; y justicia a los pequeños empresarios para que no caigan en manos de intermediarios. Justicia, el único eje. Por igual. Justicia con Democracia. Libres los mercados, la riqueza llega a todos. Pero sabemos que eso es difícil en un estado cuyas ciudades están en manos de los grandes consorcios ¿qué harán éstos cuando vean que sus productos se quedan en sus estantes? La guerra. Entonces, también se les debe aplicar a ellos la ley. Por igual: ricos y pobres. Sin Justicia no hay pueblo, municipio, estado o país que florezca. Sin justicia no hay nada.
Pero quienes redactaron “Los 5 ejes de transformación” para la campaña de Aguirre burocratizaron su ideario. Lo volvieron incoherente. ¿Cómo crear una Secretaría de Cultura a propuesta de Citlali Guerrero si es empleada del ayuntamiento de Acapulco y Jeremías, su esposo, ha medrado en todas partes? ¿Cómo creer en este Aguirre rodeado de gente así? Como creer en este su discurso si tiene metido al enemigo en el cuarto de guerra? ¿Cómo confiar en él? Necesitamos al Aguirre que inició esta hégira empujado por la fe de un pueblo que no le pidió puestos ni prebendas sino sólo su liderazgo para conducirnos al cambio. Al Aguirre de antes -hoy secuestrado por los grupúsculos que le han dado al traste hasta al PRD- lo queremos de vuelta. Devuélvannoslo ya. Aún es tiempo.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com

viernes, 19 de noviembre de 2010

Sobre organizacion de mujeres guerrerenses

En la edición del 19 de noviembre de 2010, LA JORNADA GUERRERO publicó la siguiente nota:
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La Red para el Adelanto Político de las Mujeres Guerrerenses: una lección de pluralidad
Muriel Salinas
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Más de cincuenta mujeres líderes de los principales partidos políticos de la entidad y líderes sociales participaron en la Escuela de Formación para el Liderazgo y la Ciudadanía de las Mujeres, convocada por CALMECAC, AC, en el marco de un proyecto que fue auspiciado por el Indesol y que se realizó en Taxco. La escuela contó con docentes de primer nivel, tales como la doctora Mercedes Barquet, fundadora y catedrática del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer del Colegio de México, Martha Subiñas, directora de la maestría en Estudios de Género de Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en México y Mónica Zárate, del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir.
Derivado de ese proceso, el pasado 12 de noviembre se conformó la Red para el Adelanto Político de las Mujeres Guerrerenses, una red multipartidaria de mujeres políticas y líderes sociales de diversos municipios, que tras construir un piso común de diálogo y de conocimientos para el análisis de la participación política de las mujeres, identificaron un conjunto de problemáticas e intereses comunes en torno a los cuales se han puesto de acuerdo para impulsar una agenda estatal.
Este conjunto de intereses tiene que ver con la necesidad de impulsar la participación política de las mujeres y su acceso a los espacios del poder formal para la toma de decisiones.
Esta alianza multipartidaria de mujeres no habría sido posible si antes no hubiesen compartido un proceso que les permitiera estudiar desde una perspectiva de género el proceso de construcción de la ciudadanía de las mexicanas, los avances y retrocesos, e identificar los temas pendientes que hay que impulsar. Si bien es cierto que hay diferencias ideológicas y políticas importantes, este proceso permitió reconocer múltiples problemáticas y realidades comunes a todas las mujeres políticas, las cuales nos colocan en condiciones de desigualdad.
Algunas de estas problemáticas son:
1) Marcada exclusión de las mujeres en cuanto a su acceso cargos electivos y de toma de decisiones en los poderes del Estado, las estructuras partidarias y en los tres niveles de gobierno.
2) Crecientes prácticas de violencia y acoso político por causas de género contra mujeres que ganan una elección o que ya están en el ejercicio de sus funciones, lo que contribuye al incumplimiento por parte de los partidos al sistema de cuotas, empobrece los procesos democráticos y dificulta la posibilidad de que la toma de decisiones sea más equilibrada;
3) Insuficiencia de programas y políticas públicas para el cuidado de niñas y niños, adultas/os mayores y personas enfermas o con discapacidad, lo cual representa para las mujeres un incremento a las cargas de trabajo relativas a la reproducción social y limita su plena participación política en igualdad de condiciones respecto de los varones;
4) Falta de recursos para la formación y capacitación para el fortalecimiento de los liderazgos políticos de las mujeres en la entidad;
5) Desempleo y dependencia económica de las mujeres, lo que repercute en las condiciones que se requieren para tener un mayor acceso a participar como candidatas para contender por cargos electivos.
6) Creciente utilización de las necesidades vitales de las mujeres en campañas electorales, que refuerzan su rol tradicional de género, las confina a permanecer en el ámbito doméstico y hace invisibles sus intereses ciudadanos.
De cara a este análisis, la red elaboró una agenda con propuestas que serán planteadas ante diversos actores políticos.
Entre las propuestas que planteamos destacan: Impulsar una reforma electoral que establezca la paridad de género en el registro de candidaturas, que incluya sanciones jurídicas más firmes a los partidos que incumplan con el sistema de cuotas; armonizar el Código Estatal Electoral con el COFIPE para que los partidos destinen el 2% de su presupuesto anual a la capacitación política de las mujeres de su militancia, con miras a fortalecer sus liderazgos y sus capacidades para el buen desempeño de sus responsabilidades políticas y de función pública. Impulsar una ley contra el acoso y la violencia política por causas de género, a fin de prevenir, sancionar y erradicar las reiteradas y crecientes prácticas de violencia y acoso contra mujeres que contienden por cargos de representación popular o que ya están en el ejercicio de sus funciones.
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Consultado en:

lunes, 8 de noviembre de 2010

Aguirre y Añorve...

Zavaleta y Figueroa
Roberto Camps

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Mal harían los integrantes de la coalición Guerrero nos Une, en desdeñar la adhesión de las dos ex diputadas federales Ruth Zavaleta Salgado e Irma Figueroa Romero a la candidatura de Manuel Añorve Baños. Las expresiones que he percibido hasta ahora sobre estos hechos es de minimizar a ambas e incluso descalificarlas.
Más allá del impacto mediático, la suma de ambas mujeres, ex diputadas federales que en su ámbito (nacional y estatal, Zavaleta y Figueroa) tuvieron un desempeño meritorio, sobre todo cuando la política está llena de hombres, y abrirse paso en ese ambiente requiere de verdad méritos y ambas los tuvieron.
Manuel Añorve continúa dando muestras de la habilidad que tiene para sumar, así como le ganó a Angel Aguirre el apoyo de los grupos de poder en su partido, que lo hicieron candidato, hoy se ha metido en el terreno perredista y arranca la campaña con estas dos sumas que sin duda, arrojan lecturas políticas.
La primera, es que en la campaña de Aguirre Rivero no está funcionando bien las formas para establecer acuerdos políticos, al menos en el caso de Ruth Zavaleta, quien al anunciar su decisión de apoyar a Manuel Añorve, reveló que se había reunido con Angel Aguirre también, pero que no pudo ser convencida de sumarse a la campaña. Los aguirristas tuvieron la oportunidad de sumar a Ruth Zavaleta a su campaña, ella les planteó la vía de acceso y a lo mejor no les interesó, o a lo mejor no supieron concretarla. El caso es que una mujer con una larga trayectoria en la izquierda del país, se sumó a la campaña de Manuel Añorve.
En el caso de Irma Figueroa no tenemos elementos para evaluar su decisión, pero sí creemos que revela un ambiente de incertidumbre en personajes perredistas como ella o como el diputado Carlos Alvarez, quien la semana pasada arremetió con dureza contra Angel Aguirre Rivero, precisamente el día que éste se reunió con el gobernador Zeferino Torreblanca Galindo en Casa Guerrero. La parte medular del mensaje de Carlos Alvarez, consiste en cuestionar la falta de identidad del ex gobernador, así como la demanda que le hizo de establecer compromisos acordes con una plataforma de izquierda. Quizá las formas que utilizó el diputado local no fueron las más elegantes, o tal vez no era él el más adecuado para hacer esos señalamientos, sobre todo cuando el grupo zeferinista regateó el apoyo a Andrés Manuel López Obrador, en su campaña por la Presidencia de la República. Y es que ese fue uno de los fustigamientos que Carlos Alvarez le hizo a Angel Aguirre, al reprocharle en ese evento en la Piñata del Parque Papagayo, que Aguirre Rivero, como diputado federal, haya votado a favor del desafuero del entonces jefe de gobierno del Distrito Federal. Todavía recuerdo cómo Alberto López Rosas, siendo alcalde de Acapulco, protestaba a las afueras del Centro Internacional Acapulco, a la llegada de Vicente Fox, por esos hechos. En ese entonces, los zeferinistas callaban.
Zavaleta y Figueroa, son sólo la punta de un iceberg que no es perceptible para los medios, pero que tiene en su parte oculta alianzas con liderazgos perredistas y petistas de base. La actuación de la fracción del PRD en el cabildo de Acapulco, entregada y sumisa a Manuel Añorve en su momento, son muestra de la operación política que en ese partido ha realizado el ometepequense.
La adhesión de Ruth Zavaleta e Irma Figueroa son muestra de algo más que simples componenda, algo no está funcionando en la campaña de Angel Aguirre que no las convenció, como no convence a muchos perredistas que lo susurran, y dicen que lo tienen que apoyar aunque no los convenza, porque “ni modo que apoyemos al PRI”, así de sencillo.
En las últimas semanas, el candidato Angel Aguirre se ha asumido como un abanderado que trasciende los partidos políticos, se asume como el líder de un movimiento social, incluso asume no tener compromisos con estos. Este discurso de deslinde es peligroso, porque quien ha participado en campañas, sabe que los candidatos deben enviar mensajes a sus seguidores, para mantener su lealtad y convicción firmes. A los del partido o coalición de enfrente, es difícil que les logra cambiar su natural inclinación. Queda entonces el espacio de los indecisos, los que no tiene partido, como escenario de la disputa mediática, como receptores de los mensajes y las propuestas. Sin embargo Aguirre, insiste en sus giras, en sus eventos, en sus entrevistas, en dejar a un lado los planteamientos históricos de los tres partidos que lo abanderan: PRD, PT, Convergencia. Aguirre omite suscribir las banderas de lucha social, de clase, ideológica y política de sus aliados. Aguirre tiene un discurso muy personal, como decía Jeremías Marquines en un artículo, tal parece que Aguirre plantea: La estrategia Soy Yo. Y puede que le dé resultado, que la gente sea convencida por su personal estilo. Pero en la campaña de enfrente de mueven con rapidez y precisión, hacen sumas. Hoy mismo Añorve inicia su campaña en Acapulco haciendo compromisos, y de paso marca territorio en un intento por diluir, la toma de Acapulco del próximo domingo.
Angel Aguirre tampoco plantea en sus mensajes hasta ahora, un reconocimiento a la obra que el actual gobierno del estado ha aportado al desarrollo de Guerrero, la actitud agresiva del gobernador no lo ha permitido, claro, pero los hechos de este periodo de gobierno son incontrovertibles y lejos de retomarlos como una fortaleza, Aguirre ha hecho mutis en estos temas.
Tal vez Angel Aguirre vaya adelante en las preferencias, pero es patente que él y su equipo de campaña (no sabemos quién manda, si el grupo priista o la burocracia de la coalición), están cometiendo errores. Y los errores se pagan. Al tiempo. Nos vemos en la próxima.
Comentarios: mojojojo_1964@yahoo.com
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http://www.boletinplus.net/index.php?option=com_content&view=article&id=515:zavaleta-y-figueroa&catid=65:roberto-camps&Itemid=104

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Sobre Ángel Heladio Aguirre Rivero

Discursos: Aguirre. La Campaña
Gustavo Martínez Castellanos
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Este 03 de noviembre, en Guerrero, inician oficialmente las campañas políticas para la elegir candidato a gobernador. Este acontecimiento encierra algunos significados que, hasta ahora, ni analistas ni actores políticos han hecho notar.
El primero es que estos comicios concitan una serie de reencuentros. El primero es el que realizan el PRD con el PRI, de cuya matriz salió hace más de veintidós años. El segundo es el de Aguirre con el PRI del que salió hace un par de meses. El tercero es el de Añorve con Aguirre; y el último, es el del PRI con el PRI a través de aquellos priístas que han decidido abandonarlo sólo en estos comicios.
El primer encuentro retoma lo que algunos ciudadanos hemos dicho con anterioridad: el PRD jamás se separó del PRI o, visto desde otro ángulo, siempre le fue secretamente fiel. En un juego dialéctico, el PRD aceptó de alguna manera, durante todos estos años, que no podía existir sin su némesis. Porque lo convirtió en su parámetro. En cambio, su lucha de agravios mutuos construyó un partido democrático: El PRD era el ala izquierdista del PRI; su indeseable memoria, el área de su conciencia que quería extirpar y no pudo. El PRI era el ala derecha del PRD, la forma acabada de lo que no quería ser, pero en la que, operaba constantemente. De no haberse separado en el 88, hubieran sido un partido poderoso y progresista. Hoy, son sólo dos partidos mexicanos, con todas sus prerrogativas y yerros que mide cada acción del otro a través de las ofensas sin lavar y cuya única postura es despojar al otro de todo el poder posible. En esa intersección el electorado y la ciudadanía comprobó que ambos son lo mismo.
En este contexto, el segundo encuentro, el de Aguirre con el PRD, nunca tuvo nada de extraordinario. En el desgaste que el PRD ejerció sobre sí mismo a fuerza de repetir- en su intento de negarlo- al PRI, tuvo que admitir que para poder ganar elecciones debía “abrirse” a “otras” propuestas, siempre y cuando negaran al PRI. Paradójicamente, con ese ejercicio, el PRD empieza a dar visos de auténtica democracia, aunque en lo demás continúe siendo una franquicia. Otra.
El encuentro de Añorve con Aguirre se da en el segundo contexto: ambos son priístas, son parientes, son paisanos, quieren ser gobernadores. Han “priízado” el ámbito político, y se encuentran en el mismo punto que cuando eran precandidatos. Sin embargo, ahora la decisión recae en un electorado no en el “forito” de Figueroa Alcocer. Y el principal motor de la participación ciudadana exige el fin de las prácticas seculares del caciquismo (desde la Encomienda en la Colonia, hasta los enclaves políticos priístas). La elección, entonces, no será por un partido, una visión política o un nombre –o un hombre- sino por un discurso que ofrezca alternativas de un auténtico cambio. Un discurso respaldado por un proyecto y logros concretos.
En ese tenor podemos observar el discurso de Aguirre en tres años de gobierno una década atrás y su influencia en el Senado. Pero, además, su desempeño personal y, por otra parte, su insistencia por gobernar. No por volver a gobernar. Sino hacerlo por primera vez.
Esa insistencia, comprende su comportamiento político. O la estrategia para arribar con posibilidades concretas al momento de presentar, para que le sea aceptada, una candidatura. Parece ser que todo el proceso fue exitoso. El único problema se dio en el momento de la elección al interior del PRI ya que ésta no fue democrática.
Los analistas a veces olvidan eso y pasan por alto que los dos auténticos precandidatos del PRI a la candidatura eran únicamente Aguirre y Añorve (a Gómez Maganda la sumaron después para cubrir las formas). Ese olvido hizo ver a Aguirre, al inicio de la conformación de la Coalición de Izquierda, como si hubiera surgido de la nada para usurpar algo. Como ha ocurrido con muchos candidatos del PRD que por ser familiares de los gurúes de ese partido ahora son diputados federales.
Con Aguirre, en realidad, las cosas fueron opuestas, desde su precandidatura dentro del PRI inmediatamente sumó simpatías y aglomeró grupos y, al aceptar la invitación a representar al PRD hizo que éste negara por primera vez de manera efectiva al PRI y se individualizara hasta hacerlo dejar de ser el gemelo amarillo del PRI. Y romper con su discurso de izquierda. Ese texto que, en partes sincero y en lo demás hueco, los llevó a y los sostuvo en el poder. Hoy, esa ruptura los hará conservar el poder. Aguirre fue el detonante de ese rompimiento y, de esa forma, su benefactor. Ahora, el discurso de Aguirre es el discurso de la izquierda y en él ya no se observa a la dinámica política como una forma de conservación del poder sino como un instrumento de cambio para beneficio social. Es, además, un discurso universalizado que ahora nos incluye a todos.
Porque ante eso y el hecho de que la derecha y el PANAL no se sumaran a este proyecto el electorado ha dado muestras de actuar de forma individual. Aguirre y su Coalición lo saben, por ello, las réplicas fueron mínimas, casi inexistentes. En cambio, Añorve tomó todo eso como un rechazo hacia Aguirre y se apresuró a intentar sumar al PAN y al Panal sólo a su campaña, nunca a un proyecto de gobierno. Añorve ha hecho alianzas y ha obtenido aliados: no grupos de distribución y de ejercicio conjunto de poder.
Al respecto algunos de mis lectores me han replicado lo siguiente: “Aguirre –dicen-, ya tuvo su oportunidad. Y la obtuvo gratuitamente. Figueroa se la regaló”. Nada más erróneo. Al sustituir a Figueroa Aguirre le hizo un favor al PRI y a Figueroa por hacerle un favor a Guerrero. Aguirre aplacó la tormenta que devino de la mascare de Aguas Blancas, y lo hizo en la peor de las condiciones. Tuvo que contrarrestar al gabinete que ya estaba. Tuvo que luchar por redimir y sumar al resto de ese sexenio a los guerrerenses agraviados, tuvo que sortear a los grupos de poder que nunca entendieron la magnitud del problema, es decir, tuvo que detener un tren y echarlo en reversa sin descarrilarlo para insertarlo en la vía correcta. En plazos castigadísimos.
En medio de todo eso: Paulina. Más tarde, el Charco. Y, en todo momento, los grupos figueroístas que aún ven como un agravio que Aguirre evitara aquel descarrilamiento político, social y económico. Quienes consideran eso como una oportunidad -y además gratuita- pasan por alto tantos factores cuya ausencia les impide ver con claridad la magnitud de la obra de Aguirre. Ahora con la candidatura para esta elección a Gobernador, Aguirre pide la oportunidad que le fue negada porque decidió servir a su estado en los peores momentos de su historia reciente. Y quiere llevar a cabo su proyecto porque considera que tiene la razón y porque se sabe con la fuerza para realizarlo. La dirigencia del PRD supo leer eso y, al respaldarlo, tuvo un gran acierto. El escenario es otro. Los partidos de izquierda son otros (el PRI sigue siendo el mismo). Nuestro futuro puede ser otro. Mañana inician oficialmente las campañas. No serán el ruido y las matracas lo que defina esta elección. Serán los discursos. Escucharlos con atención, atreverse a leerlos sin apasionamiento, será ineludible. El de Aguirre, va muy adelantado: tiene más de diez años de gestación.



lunes, 18 de octubre de 2010

Militancias propias y ajenas, de Arturo Solís Heredia

En la edición del 13 de octubre de 2010, EL SUR publicó la siguiente columna:
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CANAL PRIVADO
Recuento de militancias propias y ajenas
Arturo Solís Heredia
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La primera campaña electoral en la que participé, fue la del candidato a gobernador del PRI, René Juárez Cisneros, en 1998, casi doce años después de haber ingresado a la administración pública.
En 1987, Florencio Salazar Adame, entonces ya alcalde electo, me invitó a hacerme cargo de la jefatura de Prensa del Ayuntamiento chilpancingueño. Nunca me preguntó sobre mis filiaciones políticas, ni sugirió siquiera que me afiliara al PRI. Y tampoco lo hicieron los tres gobernadores con los que trabajé hasta 1998. Ni José Francisco Ruiz Massieu, él menos que nadie, ni Rubén Figueroa Alcocer (RFA), ni Ángel Aguirre Rivero (AA).
Entendieron, supongo, mi condición y convicción de periodista y comunicador, y sin duda también entendieron la conveniencia de contar con un sistema estatal de radio y televisión profesional, digno, propositivo, razonablemente abierto a la sociedad civil, y con noticieros creíbles e inteligentes.
Entendieron que la utilidad política de los medios electrónicos, particularmente los estatales, depende de los niveles de audiencia y credibilidad que puedan alcanzar.
Por eso quizá me fue fácil distanciarme y deslindarme de compromisos partidistas y electorales. En términos profesionales y políticos, el trato era atractivo para ambos.
Para esos gobiernos, un espacio influyente de cobertura estatal, para difundir los mensajes oficiales y promoverse en la Opinión Pública. Para mí, el privilegio de dirigir y orientar el trabajo y la producción de cinco radiodifusoras y un canal de televisión, con espacio y libertad más que aceptables, para un sistema estatal en esa época.
En muy poco tiempo, Ruiz Massieu demostró que honraría el acuerdo. En 1987, el primer año de su gobierno, Radio y Televisión de Guerrero (RTG) rompió el veto impuesto por el entonces presidente en turno, Carlos Salinas de Gortari, en la radio y la tele privada y pública nacionales, en contra de Cuauhtémoc Cárdenas, entonces el líder político más poderoso y el enemigo más peligroso de Salinas.
El innombrable era su amigo íntimo y su ex cuñado, pero Ruiz Massieu no dudó cuando le pedí su aval para entrevistar a Cárdenas en el noticiero estelar de RTG: “Adelante, Arturo”, me dijo de inmediato y se despidió con un “dile al ingeniero que le mando un saludo cordial”.
Claro, eso no le gustó nadita a muchos compañeros funcionarios, diputados y dirigentes priístas. Desde ese día, descubrí el recelo y la desconfianza que genera en nuestra cultura política la independencia crítica y la libertad periodística.
Porque al menos diez próceres del momento se aseguraron de que entendiera el mensaje: el compromiso partidista es obligado para todo el que trabaja en un gobierno.
Divertido con el zarandeo recibido por mí, Ruiz Massieu sólo me dijo, sonriendo: “Bienvenido a la realidad, Solís. A mí no me tienes que convencer, yo pienso como tú. Pero allá afuera hay muchos que no se sienten cómodos con las nuevas formas democráticas, ni les hace gracia la pluralidad política. Ellos son a los que tienes que convencer. Aguanta el calor, ya pasará”, y se despidió con un manazo sobre mi espalda y cara de sarcasmo amistoso.
Y aguanté el calor, y sí, pronto se enfrío hasta tibio estable, con excepción de los sobresaltos coyunturales de crisis y elecciones.
Pero el calor regresó cuando apareció el primer número de El Sur, y se comenzó a publicar Canal Privado en este espacio. Eso convenció a muchos de lo que sospecharon desde la entrevista a Cárdenas.
Para ellos, mi cercanía y afinidad con los Sureños sólo significaba que mi corazón político latía más por el PRD que por el PRI. Era yo algo así como un perredista de closet.
Irónicamente, para muchos Sureños, mi cercanía y afinidad con los gobiernos priístas sólo significaba que mi corazón político latía más por el PRI que por la oposición de izquierda. Para ellos, era yo algo así como un priísta enclosetado.
“Eres un intelectual orgánico”, me clasificaron los más elegantes y piadosos.
Paradójicamente, ni unos ni otros tenían razón, aunque ninguno estaba totalmente equivocado.
Para mí, periodista y comunicador, los cambios que me interesaban sólo podían lograrse en el poder. En 1987, los guerrerenses estaban limitados a la oferta de Televisa nacional (Tv Azteca inició operaciones hasta 1993), y a radiodifusoras sinfonolas, sin programas informativos ni más contenido cultural que las complacencias musicales, éxitos del momento, y “la hora de los novios, la hora de la ilusión y del amor” (léase con voz grave y melosa, casi cachonda, pero más bien cursi).
Por eso acepté la invitación de Ruiz Massieu, ya gobernador electo, para trabajar en su gobierno como director de Televisión Educativa, sin plantearme requisitos de militancia. Y por eso conservé mi deslinde partidista en la campaña electoral de su sucesor, RFA, quien sin yo pedirlo ni saberlo, me ratificó como director de Televisión de RTG, y sin pedir exigencias partidistas, como tampoco lo hizo tres años después AA.
Pero ya para entonces, la hegemonía priísta agonizaba y la oposición estatal y nacional crecía exponencialmente.
Por eso, cuando me invitaron a participar en la campaña para gobernador de René Juárez, recordé el mensaje de los primeros meses del gobierno ruizmaseísta.
Entendí el compromiso y la lealtad política que se demanda a quienes se integran a un equipo de gobierno, aún más a quienes no participan en la campaña electoral.
Pero lo entendí como un compromiso político, no como un compromiso partidista. Compromiso y lealtad con causas políticas y banderas ideológicas, no con partidos y hombres. Cercanía y afinidad con proyectos de gobierno, no con proyectos electoreros.
Primero la política, luego los partidos.
De cualquier forma, el reto profesional de una campaña era irresistible para mí en 1998, cuando los mexicanos apenas empezábamos a conocer las técnicas y bondades electorales del marketing político y la eficiencia de la comunicación electrónica.
En esa, mi primera elección activa, entendí la importancia de una campaña política. Más allá del encuentro sensible e ilustrador con la gente y sus problemas, una campaña también sirve para forjar lealtades y cohesionar equipos de trabajo. Ahí, en esa intensa, agotadora y estresante historia de tres o cuatro meses, se consolidan estructuras y compromisos, esenciales para el buen desempeño de cualquier administración pública.
Por eso decidí seguir participando, en la campaña a la Presidencia de Francisco Labastida y luego en la de Héctor Astudillo para la alcaldía capitalina. Y por eso acepté participar en la campaña de Manuel Añorve Baños (MAB), como candidato del PRI a la gubernatura. Cómo resistir los encantos coyunturales de esta elección: un posible regreso del PRI al poder estatal, un gobernador enfrentado con su partido, y un PRD detrás de un candidato priísta.
Además, me gusta la energía, inteligencia, fuerza, esfuerzo y habilidad políticas de MAB. Le gustan los cambios, no se asusta fácil, escucha y entiende a sus colaboradores y a las voces de la calle. Sabe editar su discurso y estrategia de acuerdo con las formas y fondos que demanda la sociedad civil.
Es hombre de su tierra, piensa y late como guerrerense, pero también sabe cómo piensan y laten los políticos modernos y los empresarios neoliberales.
A Ángel Aguirre le tengo respeto y afecto. Fue un jefe amable, cordial y respetuoso conmigo y con sus colaboradores. Fue un gobernador sensible y generoso, siempre trabajando por la ruta que le pareció mejor.
Pero su salida del PRI me pareció lamentable. No por el melodrama de la traición política (¿son políticos y se ofenden cuando se sienten engañados y traicionados? Imagínense como se siente mucha gente). Así es la cultura política mexica, desleal, poco clara, convenenciera, poco ética, con fortaleza grupal y debilidad ideológica.
Cuauhtémoc Cárdenas, López Obrador, Florencio Salazar y Zeferino Torreblanca, son apenas algunos ejemplos de que en México, el malabarismo y el trapecio son destrezas distintivas de nuestros políticos.
Guiado sólo por sus hechos políticos, no distingo diferencias sustantivas entre los estilos, las formas, los proyectos y las estrategias del PRI, PAN, Y PRD. A juzgar por lo visto en los últimos cinco años, no los separan colores, ideas ni postulados partidistas, sino intereses, vanidades, ambiciones y grupos.
Pero a Ángel Aguirre no le reprocho eso. La congruencia política es una medalla a la fuerza, entereza, integridad, valor, inteligencia trabajo y constancia. ¡Uf! ¿Quién se atreve a colgársela sin rubor ni hipocresía?
Pero sí le reprocho su creencia de que en la política, valen y pesan más los hombres y sus circunstancias personales, que las ideas y las causas populares.
Ángel Aguirre no renunció al PRI motivado por causas reivindicatorias, por defender un proyecto social, ni por encabezar un movimiento popular. Lo hizo porque cree que la política es una herramienta de poder personal, y no de causas sociales relevantes y transformaciones colectivas.
Si así hubiera sido, sus discursos de esta precampaña, con su diagnóstico de la realidad guerrerense, con su crítica a los modos, reglas y cacicazgos del PRI, y con su defensa y apoyo a causas populares, no habrían nacido apenas.
Si así hubiera sido, ese discurso de izquierda opositora tendría hoy una madurez que no tiene; porque sería, a estas alturas de su carrera, un discurso sin arquetipos ni clichés, sin la retórica electoral tradicional del PRD.
Porque la pobreza, la injusticia, los contrastes sociales y económicos, no son nuevos, existen desde muchos antes de que Ángel Aguirre ingresara al PRI. Porque los vicios y defectos que hoy señala en su partido, fueron más agudos cuando él era un militante distinguido.
¿Por qué esperó hasta ahora? La respuesta parece obvia.
La misma pregunta me hice cuando acepté participar en la campaña de René Juárez como candidato del PRI a gobernador: ¿por qué suspender mi deslinde partidista, luego de doce años de trabajo con gobiernos tricolores?
Para entonces, la hegemonía del PRI agonizaba y la oposición de izquierdas y derechas crecía rápidamente.
Por primera vez en la historia política guerrerense, la elección del nuevo gobernador no se veía como un simple y mero trámite legitimador, para conservar el poder con estilo democrático. El candidato del PRD, Félix Salgado Macedonio, se mostraba como un adversario electoral competitivo y fajador, como una amenaza real para la continuidad del PRI.
Quizá por esa coyuntura política, entendí también que mi deslinde partidista no me deslindaba más de mi compromiso político. Entendí que, si bien no era ni me sentía priísta, sí era ruizmasseísta, simpatizante de un político inusual, no sólo en Guerrero, sino en todo México; sí era pupilo gustoso de un hombre de notable inteligencia, de carácter sólido y firme liderazgo; sí era militante de su proyecto político, el que Ruiz Massieu construyó con discursos memorables, ideas ordenadas y claras, proyectos ambiciosos, diálogo con la oposición, y cercanía con la gente.
Decía hace una semana que cuando decidí participar por primera vez en una campaña electoral, luego de 12 años de castidad partidista y electoral, me hice una pregunta simple pero necesaria: ¿por qué ahora?
Encontré tres respuestas, también simples.
Porque si bien no era priísta, sí era ruizmasseísta.
Porque el candidato del PRI en esa elección era René Juárez, un destacado ruizmasseísta, que además había sido, junto con Israel Soberanis, uno de los delfines más visibles de José Francisco Ruiz Massieu, para sucederlo en la gubernatura.
Aunque al final, Ruiz Massieu decidió fortalecer su aspiración presidencial, designando como el candidato del PRI a Rubén Figueroa Alcocer, seis años más tarde, René reclamó su turno generacional, a pesar de la oposición del entonces gobernador interino, Ángel Aguirre.
Además, René había nacido como político en el gobierno de Alejandro Cervantes Delgado (otro priísta de excepción, que supo distender el convulso ambiente político que había heredado), y que maduró en la administración de José Francisco como un hábil y eficiente gestor de recursos federales, y como un funcionario estudioso y conocedor, como pocos, del mapa social, político y económico del estado.
Y porque, por primera vez, el candidato del PRI corría el riesgo de perder la elección de gobernador.
O dicho con más claridad: si René representaba la continuidad del ruizmasseísmo, y si esta podría truncarse de nuevo con una derrota priísta, mi compromiso era colaborar en su campaña.
Como siempre, se ganó la elección. Pero la realidad política ya no era la de siempre. Los espacios y recursos del Ejecutivo estatal se habían reducido de manera significativa.
Paradójicamente, la competitividad electoral no trajo un mayor equilibrio y fluidez en la dinámica de la agenda pública; por el contrario, provocó que el ejercicio del poder estatal se sometiera al ritmo, rumbo y circunstancias de los conflictos cotidianos –marchas, plantones, toma de instalaciones, bloqueos–, imprevistos y agitados, pero insustanciales casi todos, para las prioridades que cualquier gobierno debe atender, si pretende cumplir con éxito sus promesas y proyectos.
En ese intenso e inestable entorno, el proyecto de René se simplificó para adaptarse a la nueva realidad política. “Ando de bomberito, broder. Puro apagando fueguitos, vale madre”, me dijo enfadado el propio René al final de una gira particularmente complicada.
Tenía razón, con esa dinámica ningún gobernador tiene tiempo para gobernar en el mejor de los sentidos, calma para entender los problemas, datos para planear ni libertad para ejecutar obras, ni fuerza para solucionar conflictos de fondo.
A pesar de todo, René alcanzó a entregar obra relevante y suficiente, como para concluir decorosamente con su encargo. Lo que no pudo fue evitar lo inevitable: la derrota del PRI en la elección de su sucesor.
Por eso, la victoria de Zeferino Torreblanca no fue resultado de una evaluación negativa de los electores al gobierno de René.
Por eso, el triunfo de Zeferino no fue en realidad una derrota del candidato Héctor Astudillo, sino del PRI hegemónico.
Por eso, la elección no la ganó el PRD (como el gobierno de Zeferino lo demostró), sino su candidato, un hombre que supo representar la esperanza de cambio de los ciudadanos. Zeferino fue el candidato ideal para ese momento.
Por eso, en esa elección reactivé mi deslinde partidista y decidí no participar en la campaña del PRI, para reivindicar mis convicciones políticas.
Cruel ironía para mí, porque el candidato tricolor era Héctor Astudillo, el priísta más cercano a mis afectos y a mis filiaciones políticas. Héctor no sólo era (es) un amigo de siempre, también uno de los políticos más íntegros, respetables, comprometidos, inteligentes y responsables que conozco.
No tengo duda de que habría sido un estupendo gobernador. Afortunadamente, el tiempo nos dio la oportunidad para reivindicaciones propias.
Tres años después de la elección, cuando la popularidad de Zeferino como gobernador había descendido notablemente, el PRI designó a Héctor como su candidato a la alcaldía de Chilpancingo.
Fue la primera campaña en la que participé sin invitación previa. Entre amigos no hacen falta protocolos para acortar distancias coyunturales, ni convocatorias para reencontrarse en el camino. Menos aún, cuando las ideas y las causas políticas son afines.
No sólo por nuestra admiración y respeto comunes por Ruiz Massieu, también porque el perfil político, el estilo personal y la sensibilidad social de Héctor coincide bien con mis preferencias electorales.
Esa campaña me dio la oportunidad de reiterarle mi simpatía como amigo y mi respeto como político profesional, esos que entienden y ejercen la política como un instrumento fundamental para el bienestar, la armonía, el progreso y el desarrollo de la gente que representan; como una herramienta insustituible para resolver conflictos, conciliar intereses, aminorar desigualdades, convocar voluntades, despertar esfuerzos comunitarios y articular esperanzas colectivas.
A pesar de carencias, contingencias, indiferencias e imprevistos, en dos años de gobierno, Héctor restituyó el respeto y la dignidad que había perdido la investidura de la Presidencia Municipal capitalina.
Por eso, cuando me contó su versión del cónclave priísta y la reacción de Ángel Aguirre, y cuando escuché sus razones para apoyar la aspiración de Manuel Añorve, disipé mis dudas y acepté participar en la campaña del candidato priísta a la gubernatura.
Hasta ahora, Ángel Aguirre no ha presentado argumentos políticos que desacrediten la idea de que su renuncia partidista obedeció a motivos personales, más que a causas sociales.
Para enterrar esa idea, Ángel deberá articular un proyecto de gobierno de izquierda. Pero de una izquierda moderna, inteligente, creativa, responsable, madura y renovadora, pues eso y sólo eso legitimaría los motivos de tan peculiar candidatura, y los propósitos de tan heterodoxa alianza electoral.
Sin ideas, argumentos y causas, será imposible (al menos para mí) confiar en la seriedad y virtud de su proyecto político.
Aguirre está más obligado que Añorve a legitimar su candidatura, porque en su caso primero debe explicar a los electores, propios y extraños, por qué aceptó ser candidato de otro(s) partido(s). Pero ambos, Ángel y Manuel, deben explicar y legitimar su aspiración política, en un momento tan complicado como el que vive Guerrero y el país. Ambos deben convencernos de que entienden la realidad y los problemas del estado, y de que saben y pueden gobernarnos bien, mejor.
De hecho, el enfrentamiento electoral y familiar, en lugar de agudizar divisiones y rupturas, debería de verse como una estupenda oportunidad para resolver agravios históricos, distender conflictos añejos y dignificar el ejercicio de la política, más allá de sus compromisos partidistas.
Sería fácil para dos candidatos tan cercanos como ellos, coincidir en cuatro o cinco políticas públicas, y comprometerse juntos a incorporarlas a sus planes de gobierno, gane quien gane la elección.
Vaya, coincidir en al menos un puñado de decisiones básicas y urgentes, como sí o no a La Parota, y combate o no al crimen organizado, por citar un par de ejemplos.
En Guerrero ya no hay tiempo para seguir sosteniendo una gobernabilidad tan frágil como la que vivimos ahora; ya no hay tiempo para aplazar más los compromisos de la política, los que los políticos deben vindicar, particularmente en momentos de crisis social, por encima de sus lealtades partidistas.
Es un momento estupendo para elevar el debate electoral, recuperando lo mejor de las banderas ideológicas y los compromisos sociales de sus partidos. Ambos, PRI y PRD, defienden causas, argumentos e ideas políticas que comparto y apoyo.
Me gusta la izquierda de los proyectos culturales, y me gusta la de los proyectos nacionalistas; me gusta la esperanza igualitaria de la izquierda que presuntamente representa el perredismo, pero también me gusta la promesa de desarrollo popular y estable que presuntamente representa la izquierda priísta.
Esa es mi ideología. ¿Priísta o perredista? No me toca a mí decirlo. Sólo sé que la ideología es uno de los valores irrenunciables de cualquier político de buena cepa. Un verdadero priísta no se puede convertir, de la noche a la mañana, en un verdadero perredista; ni este en un verdadero panista, nada más porque lo vieron feo.
Ruiz Massieu era un priísta convencido y orgulloso de su identidad ideológica. Algún columnista de La Jornada nacional, cuyo nombre no puedo recordar ahora, destacó que el extinto guerrerense era “el único priísta que conozco, que presume su militancia y que defiende sin rubor ni duda los postulados de su partido”.
Por eso me incorporaré a la campaña de Manuel, porque confío en su lealtad partidista, pero principalmente en su convicción ideológica.
Por eso celebraré su victoria, si convence y se convence de sus ideales y causas. Por eso aceptaré de buen modo la derrota, si Ángel convence y se convence de sus ideales y causas nuevas.
Y festejaré con los que quieran, si ambos reivindican el valor y la importancia de la verdadera política. El momento, repito, apremia, el escenario es atípico, las circunstancias inéditas, el contexto inusual.
Si se buscan señales divinas, abundan: un gobernador enfrentado con su partido, elección de un gobierno de cuatro años, dos candidatos consanguíneos, el candidato del PRD, ex gobernador priísta, la violencia desatada, una sociedad dividida, ciudadanos incrédulos, jóvenes sin oficio ni beneficio, la esperanza anémica.
Más claro, ni el agua.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Integración de comisiones de especialistas Coalición "Guerrero nos Une"

Atenta Invitación

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La Comisión Coordinadora del Plan de Gobierno de la Coalición “Guerrero Nos Une” le hace la más cordial invitación a una reunión de trabajo que se celebrará con el propósito de integrar las Comisiones de especialistas del Eje Temático Recuperación Económica Sustentable, en el Hotel Playa Suites Acapulco, en la Av. Costera Miguel Alemán No. 123, Fracc. Magallanes, el próximo sábado a las 10:00 hrs.
Las Comisiones a integrar son:
1) Finanzas y Administración,
2) Desarrollo Económico,
3) Desarrollo Rural,
4) Desarrollo Urbano y Obras Públicas,
5) Desarrollo Sustentable y Medio Ambiente,
6)Turismo y,
7)Transporte.
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Atentamente
Por el Secretariado Técnico de la Comisión Coordinadora
Francisco Abarca Escamilla y Ernesto Aguirre Cámara
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Con el aprecio de siempre, recibe mis cordiales saludos.
A t e n t a m e n t e
Carlos Reyes Romero

viernes, 1 de octubre de 2010

Los indígenas hablan... a los candidatos

En la edición de LA JORNADA GUERRRERO, del 01 de octubre de 2010, se publicó la siguiente nota:
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LOS INDÍGENAS HABLAN

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Ayer en Acapulco sostuvieron una reunión representantes de varias organizaciones y de pueblos indígenas con el senador Ángel Aguirre Rivero, candidato de la coalición Guerrero nos une.
Fue un encuentro privado, en el que los representantes fueron a presentar sus iniciativas respecto a cómo debería abordarse la variada problemática que enfrenta este sector en ámbitos tan visibles como el normativo, educativo, cultural, de infraestructura básica comunitaria, de la represión, la pobreza ancestral, entre otros.
Por un lado, llaman la atención dos aspectos: los grupos indígenas no acuden con el candidato de la coalición Guerrero nos une para ver qué les va a ofrecer éste, sino para presentarle sus propuestas. De más está decir que Aguirre Rivero asumió como suyas esas iniciativas y se comprometió a cumplirlas. El otro aspecto, es la variedad de asistentes al encuentro –no obstante, reducido en cantidad– ya que hubo ahí una representación significativa: desde la Coordinadora de los Pueblos Indígenas de Guerrero, representada por Marcelino Díaz de Jesús; la Asociación de las Viudas de El Charco, con Eustolia Ramírez Castro; Altepetl Nahuas de La Montaña, con José Luis Matías, o el proyecto Cine Video Indio Calibre 500, representado por Blanca Estela Santa María Lastra, y el ex diputado federal Marcos Matías Alonso, por citar sólo algunos.
Habría que destacar la presencia de la representación de las viudas de El Charco. Es significativa precisamente porque desde la trinchera opuesta, al abanderado del PRD, Convergencia y PT se le ha pretendido adjudicar responsabilidad en la matanza de 11 campesinos perpetrada por el Ejército en 1998.
Curiosamente, ese discurso enarbolado por los adversarios del candidato se viene abajo con el respaldo de quienes serían directamente las personas afectadas, que no le señalan responsabilidad alguna.
Finalmente, lo que hay que decir es que el encuentro de las organizaciones indígenas con el candidato ha mostrado una nueva circunstancia: fueron a proponer, no a ver qué les proponían.
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Consultado en:
http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2010/10/01/index.php?section=politica&article=002o1pol

jueves, 30 de septiembre de 2010

Sobre los candidatos a gobernador


GUERRERO Y LOS CANDIDATOS.
Ruth Zavaleta Salgado
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En el mes de enero se celebrará la elección para Gobernador en el estado de Guerrero para ello se instalarán más de 4000 casillas. Hace apenas pocas semanas se disipó la duda de quién será el candidato del PRI. Sin lugar a dudas, los resultados previos que se difundieron de una encuesta de la empresa Demotecnia, de María de las Heras, influyó en la decisión del Comité Ejecutivo Nacional. Tanto el Partido Revolucionario Institucional (PRI) como Acción Nacional (PAN) eligieron precisamente al precandidato mejor posicionado en esa encuesta. No fue el caso del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y de los otros partidos de izquierda que, acostumbrados a sus irreconciliables pugnas locales internas, decidieron apoyar a un candidato ajeno, emanado incluso del PRI, antes que a uno propio.
Bajo ese contexto, el resultado futurista de un triunfo contundente del PRI se desmoronó . Si bien es cierto que la misma encuesta le daba un resultado del 43% de ventaja sobre el 26% del PRD y 11 % del PAN, este escenario se sustentó en un PRI unido, lo que ahora hay es un PRI dividido con uno de sus precandidatos encabezando la Coalición de la izquierda (Convergencia, Partido del Trabajo y Partido de la Revolución Democrática), esto sin lugar a dudas hará más competitiva la contienda electoral.
El PAN, por su parte, decidió lanzar un candidato propio que fortalezca sus estructuras internas y se negó a ir en alianza con la izquierda como lo hizo en otros estados de la República con mediano éxito electoral. Tal vez la decisión partió del análisis de que la Alianza no generaría los mismos resultados electorales que en Oaxaca, Puebla o Sinaloa por varias razones: en primer lugar, las fobias y odios entre las izquierdas del PRD, PT, Convergencia y sus seguidores no garantiza que todos cierren filas en torno al candidato actual, peor aún, muchos de ellos, víctimas de la represión y aún frescos los recuerdos de sus luchas contra el PRI, se negarían a aceptar este nuevo liderazgo; en segundo lugar, la alianza no cuenta con la simpatía del Gobernador, quien, si bien es cierto es acusado de no apoyar al PRD, tiene por sí mismo una aceptación ciudadana por encima del mismo partido.
Por otra parte, es de observar que el candidato de la Alianza fue impulsado por el actual Jefe de Gobierno del Distrito Federal (esto dicho por el propio candidato). Viejos conocidos durante su militancia priista, son muy solidarios entre sí: Cada vez que un precandidato se enoja en el PRI por no tener la candidatura esperada, ellos, los priistas del PRD, los convierten en candidatos no sólo del PRD sino de la Alianza de Izquierda o si se puede de la alianza izquierda –PAN. La rentabilidad político electoral ha obligado al PRD y PAN a aliarse para equilibrar la fuerza hegemónica del PRI en la mayoría de los Estados, sin embargo, así como hemos logrado una transición formal a la democracia, vale la pena preguntarnos sí estas alianzas pragmáticas con estos actores políticos (que no se volverán de izquierda por decreto), representan la posibilidad de generar un nuevo Pacto Social que combata los poderes fácticos como el caciquismo y el crimen organizado y genere condiciones de equidad, justicia e igualdad social, no a partir del clientelismo o de las dádivas sino de la educación de calidad, la lucha contra la violencia y la reactivación económica por ejemplo, en Guerrero, del turismo para la generación de empleo.
Lamentablemente, para los electores guerrerenses las opciones para votar por un gobernador son reducidas: votan por los candidatos del PRI -el del PRI y el Verde Ecologista o el de la Alianza (Convergencia, Partido del Trabajo y Partido de la Revolución Democrática y Nueva Alianza)- o por el candidato del PAN. Bajo esta perspectiva para los ciudadanos que tengan que decidir su voto y principalmente para los seguidores de los conceptos de la izquierda que no se sienten representados por la ideología de ninguno de los tres candidatos, las propuestas de los programas de gobierno y los hombres y mujeres que puedan constituir el gabinete de gobierno serán elementos contundentes.

martes, 28 de septiembre de 2010

Sobre el Instituto Electoral guerrerense

IEEG organismo inerte

Ricardo Castillo Barrientos
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Todas las opiniones coinciden respecto al inerte Instituto Electoral del Estado de Guerrero (IEEG), excepto una, la del candidato priísta Manuel Añorve Baños, para él, los consejeros electorales “están cumpliendo su función de muy buena fe”, que no es otra cosa que “dejar de hacer, dejar pasar”. A muchos les consta el visible temor de estos funcionarios por aplicar las sanciones establecidas en la Ley de la materia.
Los consejeros electorales son los únicos que no perciben la campaña anticipada del candidato del PRI, cuyas pruebas permanecen intactas y están a la vista de todos: espectaculares de la revista La Costa en Chilpancingo y Acapulco, fotografías de MAB en medallones de autos y en lonas, inserciones pagadas en medios de comunicación, marchas, mítines y reuniones en lugares públicos, toda una campaña política en forma, cuando deben de iniciar el próximo 3 de noviembre. De acuerdo a la Ley, estos eventos debieron realizarse al interior de los partidos políticos, siendo todo lo contrario, en un abierto y franco desafío al organismo electoral de paja.
Los consejeros electorales de cuyos nombres prefiero no acordarme, son los clásicos burócratas que vegetan en los puestos públicos haciéndose de la vista gorda, cobrando puntualmente elevados emolumentos quincenales, más viáticos y comisiones de los proveedores. Y en eso si están pendientes estos señores, esperando ansiosamente el día de quincena y la aparición de pingües negocios.
Para los titulares del IEEG no existen campañas anticipadas, propaganda negra, guerra sucia, ni nada por el estilo, inexplicablemente no ejercen su responsabilidad frente a estos flagrantes desacatos.
La actitud pasiva de los consejeros electorales los puede conducir a un callejón sin salida o a la ley de la selva, durante el transcurso del proceso electoral, pues hasta el momento no han demostrado capacidad para frenar los desmanes electoreros del candidato tricolor, generando un clima de incertidumbre, desconfianza y hasta temor en la ciudadanía.
En el caso de la propaganda y eventos del candidato de la Coalición “Guerrero nos Une”, Ángel Aguirre Rivero, este se ha mostrado más prudente, más cuidadoso y tolerante. En ningún punto del estado se han observado anuncios espectaculares con su fotografía o en medallones y lonas, solo algunas calcomanías que dicen: “Somos Ángeles de Corazón”, que subliminalmente se refiere a las aspiraciones del senador con licencia, quién tampoco ha realizado marchas y mítines en lugares públicos como reiteradamente lo sigue haciendo Añorve Baños, aún cuando estamos en periodo de veda electoral.
En fin, si el IEEG continúa manteniendo la misma posición, se corre el riesgo que el actual proceso electoral se le vaya de las manos y después nos estemos lamentando. No les queda más que rectificar y aplicarse de inmediato, antes que sea demasiado tarde.
ricardocastillob99@hotmail.com

A favor de Aguirre...

Ángeles contra demonios
Carlos Reyes Romero
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Es tiempo de definiciones. Las fuerzas se están alineando. Cada vez es más claro que la primera elección del 2011 será definitoria para el futuro del país.
Mientras el PRI se divide cada vez más, el PRD y la Coalición Guerrero Nos Une consolidan y ensanchan sus fuerzas.
Lo novedoso del actual proceso electoral en Guerrero es la imparable división del PRI, profundizada ahora con el desmarque en el Congreso del Estado de los 6 diputados proclives a Ángel Aguirre Rivero, quienes sin renunciar al PRI han anunciado la creación de su propia fracción.
Nadie quiere ni en nada ayudaría al triunfo de Ángel Aguirre Rivero que hubiera renuncias masivas al PRI; por el contrario, los priístas democráticos pueden ser muy valiosos desde adentro para evitar que prospere la guerra sucia que están promoviendo los genios del mal: el Chucky y Figueroa, para amarrarle las manos a los partidarios de la violencia, a los promotores de la ingobernabilidad. Los priístas democráticos serán vitales a la hora de reconstruir al PRI, de recuperar sus principios, de darle la dimensión y la estatura que el pueblo de Guerrero merece.
En el PRD todos se han sumado a la candidatura de Ángel Aguirre Rivero. Hasta lo más inconformes, los partidarios del diputado Ríos Piter, han entendido que las posibilidades de que éste llegue un día a la gubernatura dependen ahora del triunfo de Ángel Aguirre y de la Coalición Guerrero Nos Une, pero sobre todo del trabajo que hagan para generar confianza y credibilidad, liderazgo, entre la izquierda y las fuerzas democráticas.
El Panal se escinde; una parte apoyara al Chucky, −por aquello del muñeco diabólico−, como se le conoce a Manuel Añorve Baños entre sus propios correligionarios; mientras la otra, los Ángeles de Corazón, apoya a Ángel Aguirre Rivero de la Coalición Guerrero nos une.
Por su parte el PAN ha dejado prácticamente en libertad a sus militantes de adherirse a una u otra opción.
El Gobernador Zeferino Torreblanca tiene todavía la oportunidad de reivindicarse con Guerrero. Simplemente con que no se meta.
Al final en la decisión de cada quien pesará sobre todo el cobro de facturas al cacicazgo figueroísta; en estos 100 años que han dominado al estado de Guerrero, cada familia guerrerense tiene algo que reprocharle a los Figueroa.
Por eso hay que ir al fondo del asunto. La lucha no es entre la izquierda y el PRI, aunque esta tome la forma de dos coaliciones que se enfrentan electoralmente.
La lucha de fondo es contra el cacicazgo figueroísta que detrás del Chucky, busca mantener su predominio sobre la vida económica y política del estado.
Eso es lo que hay que impedir; a eso los guerrerenses de buena cepa tenemos que echarle todos los kilos.
Guerrero tiene derecho a otro destino; a un destino de prosperidad, justicia, libertad y de igualdad social y jurídica. Tenemos derecho a ser felices.
Por eso la solidez de la alianza entre los priístas democráticos, los aguirristas, y la izquierda de Guerrero.
Por eso el desmoronamiento del poder y la credibilidad de la cúpula priísta.
Por eso la conducta dubitativa del PAN.
Por eso la escisión del Panal y la indecisión entre los del PVEM.
Por eso el pavor de los caciques a la rebelión electoral del pueblo.
Los auténticos priístas, aquellos que todavía esperan la reforma del PRI anunciada por Luis Donaldo Colosio y truncada por sus asesinos quienes desde 1988 siguen gobernando en México; aquellos que todavía creen en los postulados de la Revolución Mexicana y en los principios del Nacionalismo Revolucionario; aquellos que campaña tras campaña hacen lo más pesado de la talacha para llevar al poder a quienes juran y perjuran que ahora sí las cosas van cambiar, que van a ser distintas, pero que cuando llegan al poder no se vuelven a acordar de los de abajo; los miles y miles de priístas que están cansados de que quienes gobiernan sólo arriben al poder para enriquecerse; los priístas de abajo, los que realmente ansían que su partido vuelva a gobernar con los logros de sus mejores años pero sin las deficiencias que los llevaron a tener que ceder el poder; esos priístas del pueblo, de comunidad, de ejido, de barrio, de colonia, el de las organizaciones sociales, los priístas de las clases medias, que están cansados de esperar que el Partido los vea, los oiga, los atienda; ellos no están con el figueroísmo, ellos no aceptan al Chucky.
Son los priístas que están contra el figueroísmo que aplastó y masacró a la izquierda histórica durante la Guerra Sucia; el figueroísmo que saturó el Pozo Meléndez de revolucionarios ajusticiados sin juicio ni derecho de defensa.
Son los priístas que están contra el figueroísmo que arrojó al mar y a la Bahía de Santa Lucía, a cientos de jóvenes que sólo ambicionaban una vida mejor y un futuro digno para los hijos que nunca pudieron tener.
Son los priístas que están contra el figueroísmo que siempre impidió la construcción del ferrocarril México-Acapulco, hasta que logró que se levantara el tramo de ese ferrocarril que corría de México a Cuernavaca y de ahí a Iguala.
Son los priístas que están contra el figueroísmo que siempre ha antepuesto sus intereses económicos y políticos a los intereses del pueblo, a los intereses del estado de Guerrero.
Son los priístas que están contra el figueroísmo que negocio con Zeferino la derrota del PRI en la pasada elección de gobernador, porque no le convenía la candidatura de Héctor Astudillo Flores.
Son muchos de los priístas que están ahora aliados con la izquierda histórica sobreviviente del figueroísmo y con sus nuevas generaciones, así como con los sectores democráticos que estamos coaligados en esta ardua lucha contra las remanencias de un cacicazgo que ya es demasiado dañino para Guerrero.
Esa es la fuerza de este movimiento; es esta profunda raigambre popular la que permitirá el triunfo de Ángel Aguirre Rivero, el triunfo de la Coalición Guerrero Nos Une, el triunfo del Pueblo.
Más que una unión de partidos, somos un pueblo en movimiento que construye su propia unidad y se prepara para hacer valer sus derechos.
Por eso esta es la hora de las definiciones; por eso esta es la hora de las decisiones.
En Guerrero se libra la batalla decisiva por la libertad del país.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Sobre el órgano electoral administrativo en Guerrero

En la edición del 26 de septiembre de 2010, EL SUR publicó la siguiente nota:
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El IEEG en camino a la desconfianza
Alberto López Rosas
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Es difícil que los que ejercen el poder de manera patrimonialista comprendan que la fortaleza de una sociedad se encuentra en sus instituciones, que los caudillos pretenden siempre sustituir a través de su fuerza y decisiones extralegales, por intimidación, cooptación o chantaje. Las sociedades que pretenden vivir en democracia repelen ese medio de conductas y se dan órganos dotados de autonomía, personalidad jurídica y facultades tan amplias como si se tratara de un cuarto poder, como se da en otros países, a fin de garantizar principios como el de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, y objetividad.
Qué caso tendría que se constituyan organismos electorales, y funcionarios con atribuciones de autoridad, con patrimonio y presupuesto al servicio de los procesos electorales y que estos lejos de afrontar su compromiso social, permitan que la influencia de los hombres de poder, sustituya a un aparato de Estado en el cual se deposita la responsabilidad de conducir la voluntad popular a la certeza y legalidad.
La historia moderna del país y del estado de Guerrero se ha pretendido construir pasando por las instituciones electorales, la revolución democrática se pensó darse atreves del Instituto Federal Electoral con nuevo padrón y credencial de elector con fotografía, nuevas instituciones y servidores públicos especializados y de alta probidad, que infundieran respeto y confianza. La fuerza del poder de facto ha sido superior a ese empeño, poco ha avanzado la sociedad en ese renglón, lo volvemos a observar nuevamente, se ve el intento de secuestrar al Instituto.
En efecto, hoy presenciamos a un Instituto Electoral que antes de iniciar campaña ya parece claudicar a la tarea de lograr una elección, equitativa y creíble. La rectoría de la elección descansa en el Instituto, este no puede renunciar a su obligación de poner orden en un proceso que se le escapa y que de no reaccionar responsablemente ya no oportunamente, al ser tardía su respuesta, cargará bajo su responsabilidad, la inestabilidad que se produzca, ante la indolencia que se va observando.
No podría imaginar que el Ejecutivo federal apareciera, dándoles a los directivos del IFE, recursos materiales para la realización de sus encomiendas electorales como recientemente ocurrió en Guerrero, práctica obsoleta e innecesaria que aún se ve en los estados. El respeto a las formas son sinónimo de equilibrios, el Poder Ejecutivo nada tiene que hacer cerca del poder electoral, acercarse sólo genera suspicacias, más cuando éste se expresa públicamente contra de uno de los contendientes, rehuyendo el consejo electoral a enviar un extrañamiento o exhorto al gobernador para que se abstenga de emitir opiniones en torno a un partido político. No es prurito, es natural que tales expresiones incidan para bien o para mal ante la opinión pública de manera determinante, por el cargo que ocupa.
El Congreso del Estado es quien debe proveer de los recursos financieros, legales y materiales al órgano, hacerlo el Ejecutivo es una acción de exhibicionismo y un mensaje cifrado de decir o recordar quién manda. Guerrero y los guerrerenses no somos aldeanos, ni aspiramos a una elección aldeana. Se ha invertido demasiado en la profesionalización y en la creación de las instancias de elección como para que desde hoy se construya el espectro de las luchas poselectorales, sabemos las atribuciones de cada instancia de gobierno. Por lo mismo el Instituto Electoral debe desmarcarse de todo ente ajeno a su estructura y ajustarse plenamente al ejercicio de sus facultades. Resolver sobre las campañas anticipadas, al estar obligados constitucionalmente a preservar las garantías de equidad, principio que se quebranta ante esa inequidad manifiesta en propaganda abierta con fotografía, y a tutelar el principio de la legalidad que se rompe ante la violación permanente de la ley, por parte del Partido Revolucionario Institucional.
Es claro que si alguien fomenta el abstencionismo es la ausencia de credibilidad en el árbitro, nadie asistiría a ver un partido de futbol al conocer la tendencia favorita de quien habrá de arbitrar, al menos no lo haría con confianza. Que le entre a los recursos de impugnación su interposición refleja una inconformidad fundada o no debe de revisarse. No imagino a un cuerpo colegiado desechar demandas bajo el argumento de que se le distrae mucho menos que se renuncie a la aplicación de la norma legal, que depure el proceso y que se ajuste a los principios rectores que dará legitimidad al resultado del próximo 30 de enero. Ser autoridad electoral tiene un alto compromiso social, en sus manos descansa la paz de una sociedad y la legitimidad de las instituciones.
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domingo, 26 de septiembre de 2010

El debate que Guerrero Necesita, de Sergio Tavira Román

En la edición del 25 de septiembre de 2010 LA JORNADA GUERRERO publicó la siguiente nota:
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El debate que Guerrero necesita
Sergio Tavira Román
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Se ha dado por hecho que Guerrero es el estado más perredista, sin precisar si por su número de militantes, o por la convicción de éstos. El asunto tiene su fondo, porque de repente medio mundo se hizo perredista y de izquierda sin más trámite que autoproclamarse. Así, hasta personajes como Zeferino Torreblanca o Carlos Álvarez se definen como de izquierda, renovadora que es moderna, y enemiga de la que ellos califican como anquilosada que son todas las demás.
También se han autoproclamado de izquierda Ríos Piter, Lázaro Mazón y David Jiménez. En su momento han sido perredistas César Flores Maldonado, Ramiro Solorio, y actualmente lo son la señora Guzmán Visairo y hasta el magnate pollero Granda. Jesús Ramírez Guerrero casi se hace perredista y de izquierda, lo que se frenó cuando se protestó por tal pretensión. En este marco pocos reclamaban lo que sucedía, hasta que llegó la candidatura de Aguirre Rivero al Dia.
Esto ha hecho de la izquierda moneda barata, algo así como mercancía de tianguis. Se dice de izquierda el que se echa porras con el adversario político, el que se toma la foto con el peor enemigo político, el que pasa por gobiernos de tres partidos en record Guiness, el que escribe cien artículos contra el PRD y luego otros cien contra el PRD, el que ataca al ayuntamiento del PRD y calla con el del PRI, todos son de izquierda aunque sean empresarios o grandes comerciantes.
No ser de izquierda no es malo, a quien no lo sea todavía le queda en el espectro político ser demócrata, que es menos grave que creer que engaña a los demás proclamándose de izquierda. Pero qué necesidad, si con ser honrados y honestos basta. Pero se dice de izquierda el presidente municipal corrupto, el regidor sumiso, el dirigente desleal a su partido, o el que apoya a un precandidato de izquierda y pacta con cualquier otro porque es ahora o nunca que pesca algo.
Ser de izquierda compromete más allá de una contienda por una candidatura, tiene que ver con lo social por encima de lo privado, con la igualdad y la justicia por encima de la comodidad del debate coyuntural tramposo, con los principios y las convicciones por encima de la aspiración de un cargo a cualquier costo, con el análisis responsable por encima de la diatriba y la acusación fácil, tiene que ver con el respeto a los pactos que haga, contrario a pactar y faltar a su palabra.
La izquierda es de humanos, y quien se conduce en ella puede equivocarse pero no traicionar, ni ser desleal, ni corrupto, ni deshonesto en el debate como pretenden algunos francotiradores escondidos en el anonimato, o en la etérea sociedad civil. Acusar falsamente de traición ha llevado a la muerte a personajes de la izquierda. En México, acusando de oportunismo, una fracción de la L23S condenó a ser ejecutados a los militantes del Partido Comunista Mexicano.
El debate que pretenden algunos es limitado, se reduce a la candidatura de los partidos del Dia, nada o poco dice de una posible rebelión social. Ser de izquierda significa comprometerse en las aspiraciones sociales no sólo enunciativamente, sino en la práctica, en la acción. El optimismo de los intelectuales de izquierda dice que nada puede garantizar Aguirre Rivero o, peor, aseguran que no cumplirá. Extendido este optimismo, ¿quién ofrecía garantías por el resto de aspirantes?
Muchos analistas negaban toda posibilidad de cumplimiento de un programa de gobierno de izquierda, y la de triunfo a cualquiera de los precandidatos del PRD, y luego votar en blanco, o quién sabe qué pero no apoyar opción alguna de los partidos del Dia. Lo importante para otros es llevar adelante el debate, hasta que pasen las elecciones y demostrar que lo importante es perder, para que el PRI regrese a Casa Guerrero, porque ser de izquierda es tener convicción de derrota.
Aguirre no es de izquierda, ni debe proclamarse como tal porque sonaría falso, pero puede enarbolar el programa de gobierno del Dia, con la nueva Constitución de la que ha hablado, y el ataque a los más graves problemas de la entidad. Si forma un gobierno de coalición, y promueve una reforma que garantice volver al campo, enfrentar el hambre, el analfabetismo, y el déficit en vivienda, estará cumpliendo las expectativas del gobernante que Guerrero requiere desde que se dio la alternancia. Este es el debate que Guerrero necesita.
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viernes, 24 de septiembre de 2010

El ángel de las izquierdas, al triunfo..., de Eduardo Añorve Zapata

El Ángel de las Izquierdas, al triunfo…
Eduardo Añorve Zapata.
No soy agorero, pero la agorera de mi conciencia lo sabe y por eso sé que El Candidato de Las Izquierdas ha de perder hasta los calzones –marca “Rostro Humano”– en este proceso electoral: no será lo que fue, gobernador del estado.¿Qué sabe o que teme el PAN? De sopetón, o súpitos, se desmarcaron del Ángel de las Izquierdas. Desfondaron todas las expectativas que llenaron el aguardentoso tonel con la embriagadora idea de que el PAN se sumaría a la “arrolladora” banda Guerrero Nos Une. El PAN y los panales. Por alguna razón que no es pública, los panistas decidieron no involucrarse en la victoriosa batalla madre de las tantas izquierdas guerrerense, que se “robaría” el triunfo al PRI en la próxima elección gubernamental. El Ángel de las Izquierdas –que con la derecha madreó a más de un izquierdista cuando fue gobierno (o sea: por treinta años o más)– prometió que la alianza se nutriría con los panistas y los panelistas. Se aceptan respuestas en esta columna necesitada de información fidedigna o fideindigna que ayude a entender o esclarecer por qué la banda del jefe máximo de la Independencia Involucionada y de la Traición Revolucionaria, de apellido Calderón, y sus escuálidos generales recularon en esta batalla de batallas para hacerse de Guerrero y de sus cientos de miles de amarillos votos, con miras también a la siguiente elección presidencial. Y también para saber por qué reculó la linda bruja de nombre Elba Esther, o por qué, tal vez, no reculó sino que ha estado y está, y permanece, en el fundillo de los escenarios políticos, esperando la llamada o la línea para aparecer en el justo momento (o no aparecer, sino operar desde su magisterial cubil) en que deba encarrerarle magisterialmente los votos de las maistras y los maistros y sus rebaños al primo incómodo que gobierna, con licencia, el porteño puerto de Acapulco. Con triquiñuelas y dinero baila el can el can can, como debe recordar muy bien una política xochistlahuaca.
Pero no todos se han enterado cómo anda mascando la iguana en este tiempo de abundantes y ahogadoras y destructivas lluvias: mi admirado intelectual, diputado federal por el PT, Muñoz Lego, vino a Guerrero, como parte de la campaña del Guerrero de La Izquierda, a jugar ese juego que bien le sale: decir una cosa contraria a lo que hace. Priísta de la vieja guardia, exiliado de ese partido por no tener cabida en él sus intentos de democratizarlo; pragmático y moderno, que confió en que Chente Fax –primer presidente de la República por el mocho PAN– sí trabajaría para transitar a un régimen democrático, Muñoz Lego deslumbra por su inteligencia; sin embargo, hace unos días vino a Guerrero a darnos muestra de que él, como dice una cosa, dice y hace otra: “…el nuevo gobernador que vamos a elegir, así lo entiende, no le fallará a la izquierda y no le fallará al pueblo de Guerrero; el actual falló, se caracterizó por la hipocresía, por la deslealtad y por la inconsistencia”, aseguró, con voz de profeta que anticipa hechos y descalifica gobiernos. En principio, él no vota en Guerrero, por lo que su voto, ni fu ni fa; o sea:¡¡¡Hellooooo!!!, él no ha de entrar en esta rebatiña. ¿O nos estará diciendo, subrepticiamente, don Porfirio que va a sacar una credencial con foto, de las confiables e infalsificables del IFE, para venir a votar por su adulado Ángel de las Izquierdas? Mas, si confía en Layín así como confió en Chente Fax y en Zolferino, ya estuvo que torció la puerca el rabo: esa confianza es tan falsa como treinta monedas de campaña en tiempos electorales, y más sí sale de labios de un político de Ometepec. De paso criticó a Zolferino, el gobernador, por hipócrita, desleal e inconsistente –las mismas cualidades que le reconocen al Guerrero de La Izquierda sus antiguos amigos encabezados por su primo de primos, Manolín A. Baños–; pero esos calificativos los guardó en la boca por años, sobretodo porque su ahora odiado Zolferino le dio una que otra buena atención. Sostuvo también Muñoz Lego que “…el senador ha militado de este lado, porque las grandes orientaciones rebasan los marcos de los partidos, son conductas que se exhiben y se reflejan durante mucho tiempo”. Claro; más bien, pregunto: ¿con el tiempo, la desmemoria? ¿De dónde saca el petista que “durante mucho tiempo” El Ángel de las Izquierdas “ha militado de este lado”, el del pueblo que ha luchado por democratizar este sistema, el “de una sociedad levantisca” como la guerrerense? Otra pregunta, para fin de párrafo: ¿Existirá o existe un beneficio concreto para tan preclaro diputado, o vino a querer inflar al candidato de la banda Guerrero Nos Une sólo por compromiso con el pueblo de Guerrero? Sin embargo, esta historia está comenzando: todavía queda esperar a Cuatemochas y sus dichos para ver cómo ha de coordinar la campaña de la banda. Y el apoyo del Rayito de la Esperanza.
Se quejan y lloriquean troyanos y troyanas porque Zolferino tira mierda por la boca: esa es una práctica común entre la clase política– pero no sólo tiran mierda por la boca, sino que todo lo que tocan lo convierten en mierda–. El único agravante de Zolferino es que lo hace en público y a destiempo; es decir, es un mal portado, es como una bestia lerda. A muchos molestan los enfados y caprichos del gobernador, les irrita “su mal comportamiento”; minucias, cuando no reclamaron antes tan airados ni tan escandalosos sus corruptelas y su mal gobierno: si hasta el buenazo de Chavarría sacó sus buenos dólares de la bolsa pública cuando era achichincle de Zolferino sin soltarse ni un pedo de boca, antes defendiéndolo que criticándolo. Pero no hay que confundirse, lector enfadado: en la clase política, tirios y tirias son los mesmos, llámense Zeferino o Ángel o Eloy, o Rosario, o Sebastián, o Marisela, o Armando, o Lázaro, o Manuel, o Beatriz, o Porfirio, o Rubén, o Jeremías, o Felipe, como recientemente acaban de demostrarlo al cerrar el paso en Guerrero a opciones que no sean pan con lo mismo. Lejos de los principios democráticas, sus prácticas los uniforman: corruptos, acomodaticios, demagogos, hipócritas, desleales e inconsistentes, ¿verdad, don Porfirio? Por su parte, el demócrata Ángel de las Izquierdas está sintiendo apenas el rigor de las temibles tribus grilleras del PRD: los perredistas le están y le van a hacer sentir el tam-tam de una guerra intestina, porque para destruir y pedir “espacios” en los gobiernos se pintan solos, pero para erigir aunque sea una estructura electoral ganadora se tarden unas eternidades. Y ya no tendrá al troyano de su compadre dentro del PRD para que “opere” a favor suyo; y los pigmentados sucesores de su compadre no tienen rumbo definido ni representación en ese ruidoso concierto desconcertado de los grupos perredistas.
Por cierto, y aprovechando el viaje para pintarse de amarillo-chavarría, El Ángel de las Izquierdas hizo notar su parecido con su compadre: “Hace unos días que tuve la oportunidad de desayunar con Martha Obeso (viuda de Chavarría), le platicaba de algunas cosas de mi proyecto, me decía ‘es que muchas de las cosas que usted me platica, Armando también las tenía consideradas’. Le pedí que se involucre en este proyecto, que muchas de las ideas que tuvo Armando nos la pueda trasladar a nosotros; quedamos de vernos muy pronto con un grupo de intelectuales para ver qué nos pueden sugerir y aportar para que podamos hacer un programa muy consistente y sólido”.Como se ve, el arrollador candidato de la arrolladora banda Guerrero Nos Une ya meritito es de la mera izquierda, le faltan como unos tres minutos. Me gana la risa, lector serio, por eso recurro a una argucia matemática para hablar de esos tres minutos. Y es de los griegos, enunciada por un tal Zenón de Elea: Antes de que se cumplan estos tres minutos, se tiene que cumplir minuto y medio; antes de que se cumpla ese minuto y medio, se tienen que cumplir 45 segundos; antes de que se cumplan 45 segundos, se tienen que cumplir 22 segundos y medio; antes de que se cumplan esos 22 segundos y medio, etc., etc., etc., y así sucesivamente, hasta el infinito.
Se rumora que El Rayito de la Esperanza ve con buenos ojos a esta banda arrolladora, y que, incluso, apoya al Ángel de las Izquierdas, quien hasta ha fungido como su vocero. Se cumplió la condición del Rayito para apoyar esta banda: que el PAN no participara en ella. Es entendible que así sea, puesto que los bandidos del PAN le robaron el triunfo en 2006. Es entendible también, y aplaudible, porque el PAN sí tiene un proyecto ideológico contra la gente, contra la sociedad, contra los que menos tienen (y eso puede observarse día a día en la “guerra contra el crimen organizado”, en el desarrollo económico negativo, en el desempleo, en la inseguridad, en la supuesta fiesta de los tales bicentenario y centenario, por poner algunos ejemplos a la mano; contrario, ese proyecto, al propio del Rayito. Pero se ha rayado El Rayito al no abrir la boca ni para decir mu con relación a este enredo de “las izquierdas” en Guerrero. Y desde ahora estoy sospechando, lector previsor, que ni siquiera el apoyo del Rayito podría ayudar al Ángel de las Izquierdas a ganar ésta. Aguirre ha de perder esta elección: lo olieron los panistas, tan pragmáticos como son; por eso se retiraron. Una elección se gana en las urnas, y no creo que El Ángel de las Izquierdas ni los partidos y los grupos que lo apoyan, ni el gran poder del propio Rayito de la Esperanza (si se manifestare como en Iztapalapa), ni los priístas de clóset que también lo apoyan sean capaces de trabajar en medio del desmadre, de la grillería, del desorden para componer una estructura electoral que garantice el triunfo, en caso de que tuviesen los votos suficientes. A Zolferino se la aplicaron igual, pero, en su caso y a diferencia de El Ángel de las Izquierdas, la gente de izquierda, de derecha y apolítica sí creyó en él, y sus votos fueron muchos, demasiados, imposible, por ello, de ser escamoteados.
En fin, esperemos para ver la derrota del democrático Ángel de las Izquierdas. De todos modos, él ya ganó, ya dividió a “las izquierdas”: que se lo agradezca Peña Nieto.
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Consulta del 24 de septiembre de 2010 en: