domingo, 5 de septiembre de 2010

Zeferino Torreblanca y su actuar


En Política… Todos
Por Juan José Contreras Lara
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¿Y en qué mintió el gobernador?
En 2005 le aplaudían y le sonaban la matraca, pero como no hubo negocio, el amor se les acabó muy rápido y llegó el odio. Cambiaron la lisonja oportunista por la sevicia de sus andanadas verbales.
Le han dicho de todo. Lo han denostado, ofendido y difamado. Le han endilgado una y mil atrocidades, sin probar ninguna.
Lo han convertido en su villano favorito, destinatario cotidiano del ataque visceral de su órgano de difusión oficial y lo hicieron protagonista de una novela de ficción que destila revancha y rencor.
Él, como se dice coloquialmente, “aguantó vara”, no cayó en la trampa ni se subió al ring, pero ahora que decidió cambiar su tono discursivo, sus detractores casi entran en shock y se victimizan, que para eso son muy buenos.
Me refiero a los mandamases del perredismo, jefes tribales o integrantes de la nomenklatura de pacotilla que se ha apoderado del partido del sol azteca en Guerrero y desde luego al gobernador Zeferino Torreblanca Galindo.
Bastó que el titular del Ejecutivo decidiera hacer declaraciones contundentes y directas sobre la deplorable forma en que se ha conducido ese partido, en una entrevista que nos concedió en Capital Máxima, para que los aludidos, que durante años lo han injuriado, pusieran el grito en el cielo.
Los aspavientos hipócritas de los susodichos regenteadores de los sacrosantos postulados de la izquierda, que ahora se pasaron por el arco del triunfo, desde luego son infundados.
En aquella entrevista Zeferino dijo que el PRD ya no es más instrumento de la sociedad, sino de los mezquinos intereses de sus líderes, que para conseguir sus objetivos no dudan en hacer pinole los principios partidistas.
Señaló que el que a su juicio ahora es el PRD, S.A. de C.V., está integrado por gente que da vergüenza, pues son bandoleros, mercenarios y cínicos que se quedaron acostumbrados a salir de Casa Guerrero con bolsas llenas de dinero.
Sostuvo que entre el PRD de 2005, del que fue candidato, y el de ahora hay una enorme diferencia, pues hoy no se sabe dónde quedó ese partido en la mescolanza de una coalición, a la que no se le ve color, origen ni ideario.
Esto fue el martes, al otro día de gira en Tlapehuala, señaló que él no está peleado con la militancia perredista, sino con los líderes que entregaron los principios que dieron origen a ese instituto político y que lo atacan porque no les dio “chichi”, es decir posiciones para medrar en su gobierno.
¿Acaso todos éstos dichos de Zeferino son falsos? Ninguno. La realidad los confirma.
No se puede decir lo mismo de las calumnias de sus detractores, como aquél que en el colmo del extravío ha llegado al extremo de calificarlo como homicida en alusión al asesinato de Armando Chavarría Barrera, aportando como prueba sólo su lengua larga.
Claro que quienes han hecho escarnio de Zeferino, quisieran a un gobernador mudo, pero para su mala fortuna la libertad de expresión es un derecho de todos y puede expresar las opiniones que le vengan en gana, aunque él mismo se ha comprometido a no meter la mano ni el pie en las campañas, acatando lo que dice la ley.
Del otro lado, quisiera ver cuál de los merolicos se avienta el tiro de responder al reto del gobernador y es capaz de explicarle a la base por qué en Guerrero entregaron al partido en charola de plata.
Seguramente en los meses por venir a cada andanada de mentiras, habrá respuesta puntual. Y qué bueno que sea así, para evitar que el periodismo panfletario desinforme y la falacia se institucionalice en Guerrero.

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