lunes, 22 de octubre de 2012

Transparencia, demandan periodistas al FAP


 

por Jesús Lépez

El Fondo de Apoyo a Periodistas no debe ser manejado como un simple instrumento de coacción o institucionalización de los apoyos oficiales para favorecer a agrupaciones que se arrogan la representación de un gremio que ha sido el más aguantador en la historia del estado.

Ya no hablemos de agresiones, asesinatos, desapariciones. Simplemente, los precarios mecanismos para la protección de los derechos laborales hacen de esta profesión una de las más expuestas a los abusos no sólo de las empresas periodísticas degeneradas en meras agencias publicitarias en muchos lamentables casos, sino a merced de una clase política que aprovecha para coaccionar de diversas formas el trabajo de los comunicadores.

En los medios de comunicación tenemos tres clases de sindicato:

1.- El que es de Redactores de la Prensa pero no ostenta ningún contrato colectivo como para ser considerado un sindicato y que en ocasiones es dirigido por editores, es decir, por quienes en teoría serían la parte patronal.

2.- Los que vienen desde el centro del país en los llamados medios “de cadena nacional”, y que sólo sirven para quedarse con las cuotas de los reporteros. El Sindicato Nacional de las Artes Gráficas es un ejemplo.

3.- Los que de plano cada año devuelven las cuotas junto con el aguinaldo.

Vale aclarar que en el segundo y tercer caso el plural sale sobrando porque hablamos de un sindicato por ejemplo, ya que en la inmensa mayoría de periódicos y revistas que circulan en el estado no cuentan ni por disimulo con algún mecanismo de ese tipo.

A esa falta de representación hay que sumar que el salario que pagan –las contadas empresas que lo hacen- es de sobrevivencia y las prestaciones escasas. Las de Ley, dicen.

Dichas condiciones someten al periodista al perverso juego del balconeo oficial: te cobijo y descobijo, o ni siquiera te cobijo pero si te descobijo, como apenas vimos circular una lista de presuntos“apoyados” con dinero, muchos de los cuales desconocieron el “beneficio”supuestamente dado por el área oficial de Comunicación.

No sería raro que esos apoyos económicos nunca hayan llegado a los destinatarios, sino a los bolsillos de algún funcionario. De igual manera ha sucedido que organizaciones se arrogan la representación de los periodistas y gestionan beneficios personales a nombre de éstos.

Es por esta desconfianza que en el X Foro del Fondo de Apoyo a Periodistas, un grupo de reconocidos comunicadores de varias regiones del estado, se pronunciaron por transparentarlo, estableciendo una prueba de supervivencia para continuar en éste y evitar “que hasta los muertos cobren”.

Pero la demanda no queda ahí, sino que exigen, “que en un plazo no mayor de dos meses, que el Comité Técnico del FAP, cree su propia página web en la que publique y trasparente la lista de integrantes, presupuesto anual aprobado por ejercicio fiscal, gastos, apoyos otorgados por los diferentes rubros, con las versiones digitales que soporten este ejercicio presupuestal, además de la lista de solicitudes de ingreso; así como las de apoyos aprobados y negados con su respectiva justificación; muy importante también es que en este afán de trasparencia, sean incluidas las actas de todas las sesiones que dicho Comité Técnico ha tenido durante los últimos cinco años, iniciando con las actas del presente ejercicio fiscal”.

En todo lo anterior estoy muy de acuerdo y me sumo a las firmas aunque nunca en mis 18 años de periodismo he pertenecido a fondo alguno y en particular al FAP, porque creo que aparte del gobierno estatal y los comunicadores, las empresas periodísticas también deben aportar, después de todo, son sus propietarios los que se han enriquecido con nuestro trabajo mientras muchos colegas han muerto en la más terrible de las pobreza, o ustedes ¿cómo la ven?.

 
 
 

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