martes, 28 de septiembre de 2010

A favor de Aguirre...

Ángeles contra demonios
Carlos Reyes Romero
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Es tiempo de definiciones. Las fuerzas se están alineando. Cada vez es más claro que la primera elección del 2011 será definitoria para el futuro del país.
Mientras el PRI se divide cada vez más, el PRD y la Coalición Guerrero Nos Une consolidan y ensanchan sus fuerzas.
Lo novedoso del actual proceso electoral en Guerrero es la imparable división del PRI, profundizada ahora con el desmarque en el Congreso del Estado de los 6 diputados proclives a Ángel Aguirre Rivero, quienes sin renunciar al PRI han anunciado la creación de su propia fracción.
Nadie quiere ni en nada ayudaría al triunfo de Ángel Aguirre Rivero que hubiera renuncias masivas al PRI; por el contrario, los priístas democráticos pueden ser muy valiosos desde adentro para evitar que prospere la guerra sucia que están promoviendo los genios del mal: el Chucky y Figueroa, para amarrarle las manos a los partidarios de la violencia, a los promotores de la ingobernabilidad. Los priístas democráticos serán vitales a la hora de reconstruir al PRI, de recuperar sus principios, de darle la dimensión y la estatura que el pueblo de Guerrero merece.
En el PRD todos se han sumado a la candidatura de Ángel Aguirre Rivero. Hasta lo más inconformes, los partidarios del diputado Ríos Piter, han entendido que las posibilidades de que éste llegue un día a la gubernatura dependen ahora del triunfo de Ángel Aguirre y de la Coalición Guerrero Nos Une, pero sobre todo del trabajo que hagan para generar confianza y credibilidad, liderazgo, entre la izquierda y las fuerzas democráticas.
El Panal se escinde; una parte apoyara al Chucky, −por aquello del muñeco diabólico−, como se le conoce a Manuel Añorve Baños entre sus propios correligionarios; mientras la otra, los Ángeles de Corazón, apoya a Ángel Aguirre Rivero de la Coalición Guerrero nos une.
Por su parte el PAN ha dejado prácticamente en libertad a sus militantes de adherirse a una u otra opción.
El Gobernador Zeferino Torreblanca tiene todavía la oportunidad de reivindicarse con Guerrero. Simplemente con que no se meta.
Al final en la decisión de cada quien pesará sobre todo el cobro de facturas al cacicazgo figueroísta; en estos 100 años que han dominado al estado de Guerrero, cada familia guerrerense tiene algo que reprocharle a los Figueroa.
Por eso hay que ir al fondo del asunto. La lucha no es entre la izquierda y el PRI, aunque esta tome la forma de dos coaliciones que se enfrentan electoralmente.
La lucha de fondo es contra el cacicazgo figueroísta que detrás del Chucky, busca mantener su predominio sobre la vida económica y política del estado.
Eso es lo que hay que impedir; a eso los guerrerenses de buena cepa tenemos que echarle todos los kilos.
Guerrero tiene derecho a otro destino; a un destino de prosperidad, justicia, libertad y de igualdad social y jurídica. Tenemos derecho a ser felices.
Por eso la solidez de la alianza entre los priístas democráticos, los aguirristas, y la izquierda de Guerrero.
Por eso el desmoronamiento del poder y la credibilidad de la cúpula priísta.
Por eso la conducta dubitativa del PAN.
Por eso la escisión del Panal y la indecisión entre los del PVEM.
Por eso el pavor de los caciques a la rebelión electoral del pueblo.
Los auténticos priístas, aquellos que todavía esperan la reforma del PRI anunciada por Luis Donaldo Colosio y truncada por sus asesinos quienes desde 1988 siguen gobernando en México; aquellos que todavía creen en los postulados de la Revolución Mexicana y en los principios del Nacionalismo Revolucionario; aquellos que campaña tras campaña hacen lo más pesado de la talacha para llevar al poder a quienes juran y perjuran que ahora sí las cosas van cambiar, que van a ser distintas, pero que cuando llegan al poder no se vuelven a acordar de los de abajo; los miles y miles de priístas que están cansados de que quienes gobiernan sólo arriben al poder para enriquecerse; los priístas de abajo, los que realmente ansían que su partido vuelva a gobernar con los logros de sus mejores años pero sin las deficiencias que los llevaron a tener que ceder el poder; esos priístas del pueblo, de comunidad, de ejido, de barrio, de colonia, el de las organizaciones sociales, los priístas de las clases medias, que están cansados de esperar que el Partido los vea, los oiga, los atienda; ellos no están con el figueroísmo, ellos no aceptan al Chucky.
Son los priístas que están contra el figueroísmo que aplastó y masacró a la izquierda histórica durante la Guerra Sucia; el figueroísmo que saturó el Pozo Meléndez de revolucionarios ajusticiados sin juicio ni derecho de defensa.
Son los priístas que están contra el figueroísmo que arrojó al mar y a la Bahía de Santa Lucía, a cientos de jóvenes que sólo ambicionaban una vida mejor y un futuro digno para los hijos que nunca pudieron tener.
Son los priístas que están contra el figueroísmo que siempre impidió la construcción del ferrocarril México-Acapulco, hasta que logró que se levantara el tramo de ese ferrocarril que corría de México a Cuernavaca y de ahí a Iguala.
Son los priístas que están contra el figueroísmo que siempre ha antepuesto sus intereses económicos y políticos a los intereses del pueblo, a los intereses del estado de Guerrero.
Son los priístas que están contra el figueroísmo que negocio con Zeferino la derrota del PRI en la pasada elección de gobernador, porque no le convenía la candidatura de Héctor Astudillo Flores.
Son muchos de los priístas que están ahora aliados con la izquierda histórica sobreviviente del figueroísmo y con sus nuevas generaciones, así como con los sectores democráticos que estamos coaligados en esta ardua lucha contra las remanencias de un cacicazgo que ya es demasiado dañino para Guerrero.
Esa es la fuerza de este movimiento; es esta profunda raigambre popular la que permitirá el triunfo de Ángel Aguirre Rivero, el triunfo de la Coalición Guerrero Nos Une, el triunfo del Pueblo.
Más que una unión de partidos, somos un pueblo en movimiento que construye su propia unidad y se prepara para hacer valer sus derechos.
Por eso esta es la hora de las definiciones; por eso esta es la hora de las decisiones.
En Guerrero se libra la batalla decisiva por la libertad del país.

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